Cuando el cielo se rompa y caigan las estrellas

Es un viaje a un pueblecito entre montañas y valles, con nieve en invierno y mucho verde en verano, muchos tipos de amor, de sueños, estrellas, miedos, música, chocolate caliente y gente de lo más encantadora que tiene que aguantar a una adolescente llena de rabia porque la han arrancado de todo lo que conocía.
Pero antes de hablarte un poco de la novela, quiero mencionar el prólogo, esas primeras líneas que te dejan al borde del infarto y que ya supones que serán el momento con más tensión, donde todo parece decidirse, aunque hasta llegar ahí aún queda mucho camino. Te engancha desde ese comienzo de infarto.
La autora ha creado una historia magnifica que contiene todo aquello que busca un lector: sentir y vivir lo que lee. Fundamentada en pilares básicos como la superación, la amistad, el amor en todas sus vertientes y la familia, nos hace soñar y emocionarnos con su lectura

Maia está a punto de comenzar su último año de instituto, pero todos sus sueños, todo su entorno, cambia de un momento para otro porque la vida da un giro del que no puede regresar. La pérdida de su abuelo supone que su madre ya no pueda hacer frente a los gastos que tienen en Madrid y su padre, Max, les ofrezca mudarse con él. ¿El problema? Vive en Estados Unidos. Por tanto, sin voz ni voto tiene que hacer las maletas y mentalizarse de hacer nuevos amigos y adaptarse a su nueva vida, aunque tiene muy claro que en cuando pueda regresará a lo que conoce.
Vera, la madre de Maia, está sufriendo por muchas razones. La primera y fundamental, la pérdida de su padre, hecho que la destroza porque ha sido su único apoyo desde que perdió a su madre y su vida no ha sido fácil. Un desliz en su juventud la hizo madre adolescente, y si bien el padre Maia siempre ha estado presente, el día a día ha sido cosa suya. La mudanza a Estados Unidos no se planteó como una decisión fácil, pero sí la única posible si quería todas las oportunidades del mundo para su hija.

Con el idioma regular, el cambio es todo un shock para Vera, pero con la ayuda de Max espera superar estos primeros problemas que se plantean, sobre todo con el enfado de Maia.
A muchos kilómetros de ellas, en Rose Lake, Martin vive en el equilibrio constante que intenta lograr entre lo que adora y lo que anhela y Kellan se ha convertido en el chico más triste de los alrededores y solo un sueño que no se permite soñar podría salvarle.
Dos caras nuevas lleguen a un pueblecito no muy grande donde todos se conocen, pero la existencia de Maia resulta que era secreta, ni siquiera el hermano de Max, Martin, sabía de su existencia ni, por supuesto, los padres de ambos, dueños de la empresa maderera que da trabajo a la mayoría del pueblo, por lo que las tensiones no han hecho más que empezar.
Maia no sabe gestionar lo que siente y no cree que algún día pueda recomponer los pedazos de lo que está roto en ella. En medio de todo ello el destino la empuja en dirección hacia el chico más triste de Rose Lake. La afinidad y la química que sienten desde el inicio es tan real y palpable que logra atravesar el papel. Kellan no sabía lo perdido que estaba hasta que sus ojos conectaron con los de la chica nueva en el pueblo. Fue consciente de que la tristeza que habitaba en ellos podía competir con la suya propia. A medida que sus caminos se cruzan una y otra vez, somos testigos de cómo forjan una amistad que, cocinándose a fuego lento, irá a más y cómo crecen, se dejan llevar e intentan luchar contra sus demonios. Ella contra la pérdida y el caos y él, contra el dolor y la incertidumbre. La música será el punto de inflexión en sus vidas, para bien o para mal.
Por otro lado, Vera acepta el nuevo rumbo que ha tomado su vida y no le tiene miedo al cambio. Se adapta, aunque las dudas y su autoestima no le pongan las cosas fáciles y le quieran ganar la partida. No esperaba reconocerse y encontrarse a sí misma en ese lugar recóndito, pero ocurre. Comienza a mostrarse más segura de sí misma y empieza a ver más allá del horizonte autoimpuesto como madre. Y en esa transformación tendrá mucho que ver Martin y los sentimientos que despierta en ella.

Martin, el hombre que luchó por sus sueños y permitió que la culpa del pasado ensombreciese su presente, un hombre hecho a sí mismo que recupera algo de la chispa perdida al conocer a Vera y a su hija. Juntos se atreven a mirar por fin de cara a la vida y al futuro, sin artificios ni máscaras, solo a corazón y alma descubiertas.
En definitiva los líos van formándose, las relaciones se entrecruzan, todo en una ambientación totalmente americana hacen que te sumerjas de lleno en este pequeño pueblo y sigas de cerca a sus habitantes, desde los protagonistas hasta los secundarios, como los amigos de Kellan que también se convertirán en los de Maia. La autora muestra a una madre superada por todo con una paciencia infinita pero a la vez dándose permiso en un punto de ser también mujer, cómo esa adolescente insoportable esta llena de miedos y es vulnerable ante lo desconocido pero se adapta a un medio impensable y se va convirtiendo en su lugar seguro y ellos, los protagonistas masculinos, grandes mochilas las que arrastran y muchas decisiones vitales que tomar.
Es un libro con una ambientación me encanta es de los lugares más bonitos, ese pueblo perdido entre montañas, sus vecinos, su todo…
La trama esta narrada a cuatro voces, te metes de lleno en sus cabezas comprendiéndolo todo y consigues empatizar desde la primera página con ellos.
Son personajes reales, cercanos, que te rompen, te reconstruyen y se cuelan en tí para quedarse. Sus luces, sus sombras, sus problemas y preocupaciones, sus pensamientos y emociones, sus acciones,decisiones,sus miedos y sueños, que poco a poco van superando, o no, lo importante es el camino. El caso es que sientes que creces con ellos..
He vivido esta historia con mucha intensidad, la he llorado y la he disfrutado a más no poder. Me he sentido muy identificada con los protagonistas y algunas situaciones que vivían, pero sobretodo me ha hecho reflexionar mucho sobre mí, la vida y mi futuro.
Las relaciones que aparecen son sanas y se tratan temas varios como la pérdida, la familia, la vecindad, las primeras y segundas oportunidades, los sueños, el amor, el miedo, el madurar antes de tiempo, las inseguridades, las primeras veces, etc.

Hay momentos que te hacen soltar una carcajada, hay drama y mucha sensibilidad al escribir que provoca más de una lágrima.
El final es un final abierto, pero perfecto. ¿Qué necesitaba ese final que todas esperamos? Sí, pero… a veces no se puede tener todo.
Estoy deseando leer la segunda parte.