Cuando acabe el invierno y volvamos a volar

Maya ha conseguido rehacer su vida. Está contenta con lo que tiene aunque no sea plenamente feliz. Tiene nuevos miembros en la familia y está muy orgullosa de ella.


Ashley vive para trabajar, cuidar de su abuela y pagar facturas. Es algo que, como todo ser humano, puede aguantar durante un tiempo. Aunque piense que ese ritmo será el constante en su vida, no somos robots.


Kellan... está muy perdido. Ha alcanzado la cima y está desperdiciando su vida. Incluso ha llegado a tener ciertas actutides alarmantes. Lo que necesita es volver a casa y desconectar, por mucho que él piense lo contrario. La mala compañía intentará que regrese.


Y, para mí, el personaje estrella: Brody. Si ya me gustaba en la primera parte, en esta, más. Es una persona que deja que la venganza guie su vida y su futuro. Está muy enfrascado en su plan y le da igual quedarse por el camino con tal de ver las caras de esas personas decepcionarse. Pero no se espera lo que va a surgir en Rose Lake.


Debido a los años que han pasado, los personajes ya no son igual que antes. Han madurado, experimentado e inclusoo sus prioridades ya no son las mismas.


¿De verdad conocemos a la persona con la que salimos? Esa es una de las incógnitas que la autora trata en este libro. Es interesante, aunque se me ha hecho algo impostada ya que me resultaba extraño que dicho personaje no dejara salir sus ideas antes.


Una de las cosas que más me ha gustado ha sido la amistad. Creo que es algo que sale muy bien retratado. Pero también, el enorme shipeo que hay entre un par de personajes. Creo que han sido la gasolina de esta historia, ya que Kellan y Maya se me han quedado un poco flojos.


Sin embargo, aunque he tenido algunos "peros", volver a este pequeño pueblo, ha sido genial. Si te ha gustado el primer tomo, disfrutarás de este seguro.