El hombre que fue Jueves

Esta es una novela policial rara, muy rara. No es el estilo Agatha Christie, así que si quieres sangre, no es por acá. Si bien el libro tiene componentes que lo catalogan como policial es más un debate de ideas sobre el hombre, una sucesión de preguntas sobre el universo, la moralidad, las religiones, el Bien y el Mal. Casi podría decir que los personajes son la excusa que le sirve al autor para debatir grandes preguntas. Pero Chesterton tiene una manera de llevar al lector acompasadamente que es como ir bajando un prado de flores. La lectura fluye de manera muy amena y te va creando intrigas para que permanezcas con el libro entre tus dedos.
En la primera parte la novela se lee muy rápido. Hay muchas intrigas que develar y uno, como lector, quiere saber qué es lo que va a ocurrir. Lo policial se vuelve género de aventuras en esta parte. En la segunda parte el texto hace un giro hacia lo metafísico y es mucho más filosófico todo. Los ambientes cambian y todo parece haber subido a un subibaja en el que el lograr el equilibrio se torna muy difícil.
Lo que más me impactó de la obra es que trata muchos temas ontológicos pero de manera muy amena. Tiene muchos fragmentos donde reirás con Syme o con los otros personajes. Otros momentos son muy románticos como su pasaras a formar parte de un sueño utópico colectivo. Pero, lo que realmente me impactó fue la capacidad del autor de ponerte del lado de algunos personajes y luego hacerte cambiar el punto de vista y estar a favor de los otros. Eso es realmente genial.
Como todo buen libro, no quería que se termine, pero todo tiene un final y este fue realmente épico.

Chesterton es un autor londinense (1874-1936). Fue crítico de arte y literario. Escribió estudios sobre Dickens y Bernard Shaw. Fue conocido mundialmente con los relatos cuyo protagonista era el padre Brown, sacerdote y policía. “El hombre que fue Jueves” es de 1908.