Siete agujas de coser

Cuando dejamos de buscar una explicación, aprendemos a aceptar y dejamos de luchar contra las cosas, es más fácil seguir nuestro camino. Si vivimos de espaldas a lo que sentimos, no vivimos del todo

Me gusta pensar que la vida te habla, que lo bonito es saber escuchar cada mensaje que te envía y encontrarle sentido.

En realidad, la costura es como la vida misma, si perseveras puedes superar cualquier dificultad. Cosiendo aprendes que casi todo tiene remedio. Cada puntada encierra una enseñanza y cuanto más te equivocas más aprendes.

Olvidarse de una misma es la forma más silenciosa de morir

Me di cuenta de que estamos formados por retales, que cada uno de nosotros toma y deja algo en los demás y que la trama de nuestras vidas se teje con madejas de todos los colores

Estamos formados por retales, cada uno de nosotros toma y deja algo en los demás, la trama de nuestras vidas se teje con madejas de todos los colores.

Los años te dan otra perspectiva sobre lo que nos sucede. Yo no sé si la solución pasa por aceptar o conformarse con lo que hay, pero es verdad que asumes que no puedes luchar contra todo.

Coser, descoser y volver a coser era para ella una metáfora de la vida. Intentarlo, equivocarte y aprender venía a ser lo mismo.

No puedes ser feliz si lo que piensas y lo que sientes no está en sinfonía. Con demasiada frecuencia nos hacen creer que nuestro camino está marcado y esa es la razón por la que nos cuesta entrar argumentos para trazar nuevos senderos.

Según te vas haciendo mayor te va resultando más fácil encontrar ese tiempo. Aprendes a aceptar lo que sucede y a vivir con las cartas que te dan. Y también te convences de que, aunque no puedas hacer nada para evitar ciertas cosas, sí puedes decidir cómo quieres vivirlas.