La edad de tiza

Bueno, hala, se acabó la función. A clase

Las peleas las gana quien las quiere ganar. Nosotros no queríamos ganar: nosotros queríamos que la pelea terminase cuanto antes para ir a lamernos las heridas.

La Historia no es un Ángel que se vaya posando aquí o allá como una abeja caprichosa.

Con las peores cartas también se puede ganar algún envite, a condición de saber jugarlas.

Siempre me han admirado las personas que han decidido quiénes son y mantienen esa certidumbre contra viento y marea.

Rara vez gana uno sin haber perdido antes algo.

Hay ocasiones en las que una carcajada puede transformar un aserto en una ficción, un insulto en un elogio, una mentira en un abrazo.

A los amigos hay que seguirlos hasta las puertas del infierno, pero no más allá.