El deseo de los accidentes

Thriller ambientado en Madrid, en la actualidad, con personajes de carne y hueso que están muy bien construidos y con una historia de esas que te atrapan desde el principio. Está escrita con un ritmo suave, sin estridencias, con una narrativa precisa y minuciosa que te acaba llevando poco a poco hasta un destino final triste, oscuro y tan trágico como inevitable.

¿De qué va la historia?
Blanca y Alberto son una pareja que llevan juntos desde el colegio. Blanca vuelve a su trabajo como antidisturbios tras su baja por maternidad, y ese mismo día, por accidente, dispara una bala de goma que va a darle a Eva Benjamín en la cara haciéndole perder un ojo. Por su lado, Alberto se encuentra cansado de la relación, su trabajo como profesor de historia no le llena, y lo único que le hace feliz es la novela que está escribiendo y las charlas ocasionales con Kate, una irlandesa profesora de inglés en su mismo instituto.

La culpabilidad que siente Blanca por este hecho, unida a los cambios que la maternidad ha causado en su cuerpo y en su mente serán el detonante para que todo salte en pedazos y comience un descenso hacia los infiernos arrastrando con ella, en un vórtice de destrucción, todo lo que hay a su alrededor.

El deseo de los accidentes es un thriller con tintes de domestic noir, que nos habla de la complejidad de los seres humanos, con sus luces y sus sombras, y de la fragilidad desde la que se sostienen las relaciones que construimos con los otros. Y es que a lo largo del libro, y más allá de la temática “noir”, Rafael Caunedo nos habla con una sensibilidad exquisita de parejas que ya no se reconocen y donde el amor ha dejado paso al odio; de otras parejas nuevas donde la ilusión y la esperanza aún está por estrenar; de la complejidad y los papeles que desempeñamos en las relaciones entre padres e hijos; de la maternidad y de su lado más oscuro, exigente y solitario; de la necesidad que tenemos los seres humanos por encontrar aquello que nos hace felices y que nos hace darle sentido a la vida.

¿Cómo está contado?
Narrado en tercera persona, con escasos diálogos, El deseo de los accidentes es de esos libros que se leen con soltura y agilidad. Se puede leer en un par de sentadas ya que la historia es fácil de seguir y no hay grandes sobresaltos. Llama mucho la atención el arranque de la novela, que con mucha fuerza te mete de lleno en la acción. Aunque si le tengo que poner un pero, esa fuerza que hay en el arranque se va perdiendo un poco a lo largo del libro y solo al final hay un intento de volver a retomarla.

¿Qué me ha llamado la atención?
Sin duda alguna, lo que más llama la atención es la calidad literaria del texto y las descripciones tan pormenorizadas de los personajes y las situaciones. Rafael Caunedo tiene una forma de escribir muy particular: es escrupuloso, detallista y sus frases están muy trabajadas. Los personajes se describen con todo lujo de detalle tanto a nivel físico como psicológico, dándoles gran verosimilitud. Y en cuanto a las escenas, por ejemplo, el despliegue de los antidisturbios, o el juicio al que se enfrenta uno de los protagonistas, están llenas de detalles precisos que denotan que hay una investigación y un cuidado por las cosas que no siempre se ve en novelas de este género.

¿Qué he echado en falta?
Pues a pesar de que la historia está muy bien llevada y que tiene un engranaje perfecto, me ha faltado un poco de emoción. No he logrado identificarme con ninguno de los personajes ni con las situaciones que estaban viviendo y eso ha hecho que en ciertos momentos me viera muy fuera del libro. Igual menos preciosismo al escribir, un estilo menos depurado y más “tripas” le hubieran sentado mejor a la historia. Pero solo es una opinión.