Un boceto para olvidarte

Un poeta le entrega todo lo que tienen a su poesía. Sus debilidades y fortalezas. Sus miedos, sus anhelos, su dolor…, las lágrimas y el aliento. David ha realizado un ejercicio muy valiente al darle forma a este pequeño poemario tan personal y entregarle todo eso y más.

Cuando leo poemas lo primero que busco es sentirme identificado con ellos. En segundo lugar que me provoquen alguna emoción. En esta ocasión he alcanzado ambos objetivos. ¿Quién no ha sufrido por amor? ¿Quién no ha sentido el dolor de una ruptura amorosa y se ha tenido que volver a encontrar a sí mismo? ¿Quién no ha vuelto a ver la luz después de haber vivido a ciegas durante mucho tiempo? Da la impresión de que el desamor es uno de los temas más empleados en la poesía, pero es precisamente por la universalidad de los sentimientos que genera (nostalgia, soledad, tristeza, obsesión), por lo que siempre acierta.

𝘜𝘯 𝘣𝘰𝘤𝘦𝘵𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘰𝘭𝘷𝘪𝘥𝘢𝘳𝘵𝘦 acoge alrededor de 78 poemas que nacen de las entrañas del desamor y transitan por el camino del duelo más introspectivo, buscando alcanzar la superación, la esperanza, y la deseada reconstrucción de uno mismo.

Durante la lectura he valorado mucho el estilo del autor. Se nota que David se ha desprendido de todos los miedos y las inseguridades para plasmar aquello que lo agitaba por dentro. Sus versos son sencillos y puros, visuales y evocadores. Ha logrado crear imágenes realmente muy potentes que me han llamado bastante la atención:

▪︎ “Mi voz se queda sin voz,
y el silencio se eclipsa de lágrimas”

▪︎ “Y como un asesino miope
asesto mil cuchilladas en mi piel”

▪︎ "He comprimido
un océano en una lágrima”.

Tengo que señalar que hubo algunos poemas que me gustaron más que otros. Algunos, quizá deberían haber tomado distancia para dejar espacio al silencio y la reflexión, o incluso formar parte de un nuevo poemario.
Pero de lo que no tengo duda es de que David es un ejemplo más de que cuando se te rompe el corazón aprendemos a sembrar semillas en las grietas más profundas, aunque el dolor sea inevitable durante su crecimiento.

“Acostumbrarse
a la mano que extendida toca el límite de nuestra cama,
a las unidades de comida descontroladas,
a los platos que hago trizas, al suelo que rompe
y a la gravedad que destruye”

A veces hay que romperse del todo para poder volver a empezar. Experimentar todas las fases, todas las etapas, y dejar de nadar. Hundirse completamente antes de coger impulso y emerger. Porque una ruptura, o una pérdida, nos lleva a algo más complejo y delicado que un estado de transición. Exige de nosotros mucho más que mera resiliencia. Una ruptura, o una pérdida, suele sumergirnos en el dolor. Nos trae vacío y oscuridad. Nos trae culpa. Nos hace buscar respuestas que tal vez no existan. Una ruptura, o una pérdida, implica un nuevo comienzo sin un órgano extirpado. Implica archivar recuerdos y vivencias que no han de volver a repetirse. Sentimientos que no volverán a brotar del mismo modo.

Y es que el amor, cuando es verdadero, se convierte en nuestro refugio. Lo creemos eterno, irrompible; queremos y necesitamos que así sea. Y la pérdida es un terremoto que arrasa con los cimientos de nuestro hogar. Que nos condena a una soledad que parece interminable. A un grito sordo que nadie escucha.

Somos seres frágiles y vulnerables condenados a seguir adelante. Pero ¿Cuándo estamos realmente preparados para pasar página?

“Nombrarte en conversaciones
y preguntarme a cada rato
que será de ti,
no decirte en alto
por entereza, por la apariencia y por la máscara”

Un boceto para olvidarte es un poemario cargado de sensibilidad y empatía. Una obra que nos habla de dolor, búsqueda y reconstrucción. Que nos obliga a acariciar nuestras antiguas cicatrices y preguntarnos si seríamos capaces de sanar nuevas heridas. A asumir que, por seguros que nos sintamos, caminamos sobre un alambre bajo el que no hay red. Pero que también nos recuerda que la vida es cambio, que la felicidad no tendría tanto valor si no existiese el dolor, y que el duelo es necesario.

David Caulfield White nos hace conectar con nuestro yo interior, con nuestra vulnerabilidad. Sus versos (y los breves textos que intercala), son hermosos y directos. Apuntan y ahondan en heridas que parecen incurables cuando están abiertas, y que nos hacen más humanos, menos soberbios, cuando han sanado. No promete al lector lastimado que todo lo malo pasará, pero le hace sentir que no está solo. Que, si él es capaz de entender y describir el vacío, es porque lo ha visto de cerca y sabe que no es el final. Y es que esta obra gira completamente en torno al desamor. al abandono y la soledad. A la pérdida del amor carnal, aunque muchos de sus versos son válidos para cualquier duelo por un ser querido.

Un boceto para olvidarte no es de las obras que te hunden. No es de las que te agotan. Es de las que te tienden la mano y te traen paz sin necesidad de prometerte un arcoíris. de las que no te hacen sentir vergüenza por las lágrimas ni por el insomnio. de las que exploran una de las fases más dolorosas de nuestro viaje. de las que hay que volver a leer varias veces en la vida.

“Hoy he caído en la cuenta
que delegué parte de mi firmamento
a tus zonas erróneas, a tus miedos.
Y me es difícil ahora encontrar algo en este cráter
exterminado.
Y me vacío de arena para dejar parte en el desierto.
Y quema, la tierra estéril quema,
esputo que se ancla en mi estómago
que sale, que también se hace bola”

Enlace: https://elyunquedehefesto.co..

No sé si existe un baremo para medir el alcance de una ruptura, pero sí sé que algunas de ellas nos destruyen por completo. Hablo de esas en las que cuando la gente te dice "ahora toca empezar de cero", tú, que ya ves difícil conseguir que el aire entre en tus pulmones, piensas "y cómo se hace eso cuando se parte de menos cien".

    Ellos hablan de ese adiós que te deja a ras de suelo; aquí estamos hablando de un socavón que no sabes muy bien con qué rellenar.

   En ese agujero hay oscuridad y un silencio que da miedo. Avanzamos dando tumbos, acariciando unas paredes que ya no dicen nada, que engullen rostros y voces; unos muros insalvables en los que ni siquiera hay espejos. La única mano que nos sustenta es la de la pérdida de aquello que quisimos ser.

   Soltar esa mano es un ejercicio de confianza en el futuro, una renuncia al recuerdo de una vida que ya no existe y que tendremos que empezar a cimentar de nuevo, día a día, paso a paso, a través de la palabra.

Un boceto para olvidarte,es un refugio que el autor encontro después de una ruptura de una pareja.
Necesitaba volver a encontrar el rumbo de su vida, sacar sentimientos nacidos en lo más hondo de sus entrañas, contar al mundo el dolor que se pasa por una perdida.
Va contando como se siente,como va enfrentándose a la realidad, el dolor explicado entre lineas, la soledad, cada sentimiento desgarrado, saber canalizarlo positivamente y plazmarlo en este Boceto.
Lo mejor!! que siempre ha tenido a esas personas,que en cualquier momento lo ha escuchado, y nunca lo han dejado caer.
Destacar la valentía de abrir su corazón, dejarnos adentrarnos en su vida sus recuerdos, que algunos, nos hacen identificarnos en algún momento de nuestra vida.