Desde que era un hombre hecho y derecho solo había llorado una sola vez: el día en que perdió a su madre.
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Desde que era un hombre hecho y derecho solo había llorado una sola vez: el día en que perdió a su madre.
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La miraba como se mira lo que nos embelesa, pero no comprendemos: los grandes misterios que han de engendrar la suerte o la desgracia.
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De pronto destellaron en las alturas un puñado de estrellas, silbó un sapo, croó una rana, rechinó el chirrido de una sierra en la incierta lejanía, dos cuervos silenciosos, uno detrás de otro, rayaron con un rastro negro y huidizo el ópalo celestial.
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Amarillos de calabaza, de naranja, de azufre, todos mezclados, cubrían las heridas de los desmontes y empapaban las zonas más cercanas. En medio, como contagiada de perezas veraniegas, se deslizaba silenciosa sobre las montañas de clara amatista que ocultaban el horizonte la serpiente madreperla de la carretera, moteada de manchas oscuras por las sombras errantes de los pájaros.
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[…] en los jardines humanos, como entre las plantas, el brote más bonito no es el que más leva, tal vez por exceso de savia.
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Cuando nos amarran a la vida nos amarran a nuestro destino, que es lo mismo que decir a un orden determinado de fatalidades.
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Porque lo que liga y consuela no es lo que viene a nosotros desde los demás, sino lo que de nosotros va generosamente hacia los otros. Lo que damos, no lo que nos dan.
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Cuando nos amarran a la vida nos amarran a nuestro destino, que es lo mismo que decir a un orden determinado de fatalidades
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cual es el idioma materno de Magnus Bane?