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Lo tenía acumulando polvo desde hacía un año y no conseguía ponerme con él, a pesar de que tiene un interesante inicio (un hombre desnudo llevando la cabeza decapitada de una joven por mitad de las calles de Boston), pero no terminaba de engancharme. Este febrero decidí volver a cogerlo (me lo habían recomendado mucho) y empecé a leerlo un poco desganada, sin embargo, la historia fue absorbiéndome y las últimas 150 hojas cayeron del tirón. Comienza casi como cualquier novela policíaca, parece que va a tener los típicos clichés y, de pronto, da la vuelta, te mete de todo, toques de romance, de misterio... Y termina siendo una bomba que ya no sabes que es, pero que te encanta. El autor hila muy bien las distintas historias de los personajes, el pasado y el presente; me gusta cómo va dejando migas de pan en el texto, que tu cabeza va recolectando y haciendo suposiciones, y unos cuantos capítulos más tarde llega la revelación y tu mente grita "Lo sabía". Si quieres una novela policíaca que te mantenga la mente activa y que no sea convencional, este es tu libro. Y ahora tengo que comprarme la segunda parte. |
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