Una semana en la nieve

Siempre me ha gustado Emmanuel Carrère así como todas sus obras que he leído. Este pequeña novela, igualmente, me ha encantado. Es curioso, pues es una obra que tenía en casa pero que no la he descubierto y leído hasta ahora.

Y en ella vamos a encontrar un protagonista muy peculiar, es un niño de ocho años, Nicolás, que viaja con su padre a un pueblo de montaña a reunirse y disfrutar de una semana de vacaciones en la nieve con sus compañeros de colegio.

Sin embargo, la vida que llevará Nicolás en el albergue, se verá distorsionada por sus delirantes y crudas pesadillas y los secretos que se ocultan, que agudizan sus temores y las amenazas que lo asedian.

La angustia es la palabra clave del mundo afectivo de Nicolás, que intenta sobrellevarla en el albergue como puede, fingiendo una enfermedad que lo aparte de la vida en común con todos sus compañeros.

Tan solo se ve inmiscuido en sus inseguridades y temores que lo acercan a un joven monitor de esquí, Patrick, estableciéndose una cierta complicidad.
También se acerca al niño más temible del grupo, a Hodkann, convirtiéndose en su aliado.

Sin embargo, el misterio, los secretos y lo que no se dice, a través de los delirios del protagonista y sus temores , serán los esenciales motivos que hacen una historia, que hasta el último momento, genera dudas y la suposición e imaginación se convertirán en el gran eje conductor que atraviesa toda la novela, hasta un final potente, pero también siniestro y estremecedor.

Y todo ello, se potencia con la noticia de la desaparición y posterior asesinato y el encuentro de un niño de un pueblo vecino, René, que altera y conducirá la historia hasta ese final y trágico desenlace y en una semana de pesadilla en la nieve.

Un papel primordial lo jugará el padre de Nicolás, es representante de prótesis , que llevará al niño, a su hijo Nicolás, en su coche , no se fía de dejarlo en el autobús, junto a los demás compañeros y monitores, ya que teme un posible accidente, y así será como el padre lo llevará a más de cuatrocientos kilómetros, a esa semana en la nieve, como nos dice claramente el título.

Y precisamente, será el padre, aunque después de dejar en el albergue a su hijo Nicolás, ya no lo volveremos a ver, el que se convertirá en alguien fundamental y en el máximo exponente de todo lo que se desencadena en el relato.

Y la nieve siempre está presente, no sólo en el ambiente, que es frío y desolador, sino también está ese frío y esa nieve, dentro de la vida del protagonista, de Nicolás.

Y cuando leemos nos vamos haciendo preguntas ¿ Qué pasa con este niño?. ¿Ha sido abandonado?. Y muchas cuestiones más que nos van creando cierto desasosiego y tenemos que seguir leyendo así como poner en marcha nuestra propia intuición. Y eso es lo que hacemos.

Y es que el escritor va trazando señales, dejando huellas sin explicar, sugerencias, también amenazas, que a la vez que controlado por una gran perfección y un registro claro y directo, además de una escritura trasparente y firme , nos sumerge en los abismos más profundos del misterio, hasta los pensamientos, sufrimientos y sentimientos del alma de un niño como Nicolás.

Un viaje al imaginario de un niño, a sus sombras, a sus miedos, a sus sufrimientos.

Una novela que podemos llamar fría en todos los sentidos, como sabemos, el ambiente es frío y la trama de la historia también y la nieve tampoco es casual, porque en esta historia, el silencio y el paisaje nevado y solitario que produce, son elementos imprescindibles para la consecución de un clima que nos asfixia .

Se siente notablemente ese frío y ese clima, a pesar de estos días de calor en los que la he leído.

Y es que lo que no se dice, lo que no está escrito, lo que debemos imaginar, lo que se supone, puede que sea todavía mucho más terrible y estremecedor.

En definitiva , ha sido una lectura que me ha mantenido, sin ninguna duda, expectante y atenta, además de lograr inmiscuirme absolutamente en los mundos de pesadilla y en esa angustia interior que presenta.

Pero, a pesar de todo lo explicado, merece la pena leerla, y es que es una obra , con las particularidades propias del excelente narrador Carrère, que es un gran creador de atmósferas inteligentes y precisas. Además de un gran provocador.

Ahora, después de un final sin decir, sin explicar, será nuestra tarea, la de pensar lo que hay detrás de esa puerta que aparece, y entonces llega la reflexión.