El limonero de Tetuán

No conocía la pluma de Paloma Caro y he de decir que me ha sorprendido, una mezcla de un paisaje exótico como es Tetuán con un misterio turbulento hacen de El limonero de Tetuán un sorprendente libro.
Marie es nuestra protagonista, una joven francesa nacida en Argelia que se instala en una mansión preciosa en Tetuán junto con su marido militar, su hijo pequeño y sus padres. Marie está enamorada de esa preciosa casa, pero sobre todo del jardín cuyo limonero la tiene prendada. Pero ese limonero guarda bajo sus raíces algo muy perturbador. Una de las tardes que Marie está disfrutando junto a su hijo de la sombra del bonito limonero se da cuenta que su hijo casi se ahoga con un trocito de hueso,impulsada por esa naturaleza inquieta de Marie decide investigar que es y su sorpresa es mayor cuando al rebuscar entre las raíces del árbol encuentra varios huesos que parecen ser de niños pequeños.
Y de este punto partimos junto con Marie y unas cuentas amigas en una investigación que la llevará a descubrir atrocidades. Una historia que implica a médicos ,enfermeras, y bebes. Una trama donde hay dobles vidas, visitas a prostíbulos y que incluso puede estar implicados sus seres más queridos como su padre o incluso su propio marido.
La forma de escribir de Paloma me ha gustado ya que no cae es mucha descripción que te haga perderte en la historia pero no he llegado a empatizar con Marie desde el principio de la novela.
En conclusión, un libro donde se tratan temas muy duros como es la vida de las mujeres sometidas y ese horror cometido. Un libro que he disfrutado y que con su poca extensión apenas me duró un par de días. Os animo a leerlo y a descubrir el horror que hay bajo el limonero de Tetuán.

La narración corre a manos de Marie, una joven dulce, serena, que llega con su familia (su marido, su hijo, su padre y una madre con demencia) a Tetuán tras la huida de Argelia para echar raíces en esa tierra, como un presagio de los buenos tiempos que el destino le tenía asignado. En el jardín de la casa que habitan, un limonero, que parecía cambiar en consonancia con su vida, pero que guarda un gran misterio que empieza a descubrirse cuando el pequeño Diego, hijo de Marie, jugando en el jardín, se mete en la boca un hueso pequeño que coge del suelo. Extraño… pues “no se entierran en el jardín los huesos del cordero que has servido a tu familia en la cena”.
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A partir de aquí Marie empieza por su cuenta una casera investigación junto con un grupo de mujeres que conoce porque acuden al consultorio que abre, oriundas, vecinas y del servicio, para tratar de descubrir qué hacían enterrados al pie del limonero esos diminutos huesos que terminaron por formar pequeños cráneos humanos y los trocitos de tela que aparecían junto a ellos, además que, por la calidad del tejido, debían provenir de familias acomodadas… ¿Quizá el motivo fue alguna enfermedad, la peste?, ¿quizá partos fallidos?, ¿quizá era un lugar de enterramiento para ocultar el fruto de relaciones fuera del matrimonio?
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Según se va avanzando, el asunto se irá convirtiendo en una truculenta historia en fondo y en forma, con militares, médicos, parteras involucradas, y prácticas usuales de los hombres, sus visitas a los prostíbulos, incluido su padre, y ¿su marido?, dobles vidas, escándalos entre personalidades importantes de la sociedad, bebés bastardos, etc. ¿Podrá descubrir a los culpables? Y lo más justo, ¿podrá acusarles? Siempre será más fácil culpar a las mujeres para acallar el asunto. Una turbia historia de demostración del poder masculino, de la lucha de las mujeres por escapar de ese horror. Culpa, dolor, sufrimiento, ¿perdón? Puede que haya que perdonar para evitar que la maldad perpetúe, aunque, cuando ha sido tan doloroso, quizá tenga que pasar demasiado tiempo para poder hacerlo; solo podrá conseguirse con la ayuda del olvido.