Cartas desde el desierto

Desde que supe que se publicaría este libro era uno de los que más esperaba porque es LGBT+ y está escrito en español, además la portada es preciosa y el que tuviera tintes distópicos llamó toda mi atención. No sé cuánto tiempo esperé, pero cada mes que Puck anunciaba sus novedades para México y no veía este libro en la lista algo se rompía dentro de mí. Bendito sea fue novedad de febrero y este año ya pude leerlo.

El servicio militar ha vuelto a ser obligatorio para todos y mientras peor persona seas más probabilidades tienes de ser asignado a El Desierto, el lugar más hostil, inhóspito y donde solo lo peor de la sociedad va. Y es ahí donde Aitor es enviado y no está mínimamente sorprendido. Ahora tendrá que soportar 22 meses con lo peor de la sociedad, y sus compañeros no parecen ser particularmente bueno, a excepción de Oriol, un chico sumamente callado y del que poco a poco se va haciendo más cercano, hasta que sus mayores secretos son revelados, ¿podrá el poder de la amistad hacerlos superar ese infierno o El Desierto y sus inclementes habitantes lograrán acabar con la bondad en ellos?

Tengo que admitir que esa no es la mejor sinopsis que he hecho, pero ciertamente la trama me grita que dé la menor cantidad de información posible porque está llena de plot twist y la más mínima información extra podría ser un spoiler, así que el mejor consejo que puedo dar es leer este libro en blanco, sabiendo lo más mínimo de él: la historia se desarrolla en un futuro donde el servicio militar se vuelve obligatorio para todes (ajá, no solo para chicOs) y el peor lugar para hacerlo es El Desierto, un lugar en mitad de la nada donde estás recluido por casi dos años y lo único que puedes hacer es trabajar hasta acabar agotado comer, dormir y despertar temprano, todo en un ciclo interminable; dentro de este infierno nuestro protagonista encuentra un sitio seguro, se vuelve más cercano al chico más callado y tímido de su escuadra y poco a poco las cosas se vuelven más íntimas, y mientras esto pasa Aitor se comienza a ganar popularidad entre los altos mandos, pero al ser un novato esto puede molestar a más de uno. Esto es más de lo que necesitan saber para dejarse sorprender, porque lo hace de verdad y de la buena manera.

A pesar de que me encantó la trama, nunca pude conectar con los personajes.
Aitor, nuestro protagonista. Em, es el típico chico rebelde que se las da de malo porque, aunque tenga una vida que la mayoría podría envidiar, a él no lo satisface al cien por ciento y ha tenido que pasar por un par de cosas duras. Sinceramente, no me creí en ningún momento su pinta de bad boy (ni él tampoco) y, aunque siempre brotó su lado bueno, intentaba ocultarlo por vergüenza. ¿Vergüenza de qué? Pues eso es lo interesante de descubrir de su personalidad... aunque no me sorprendió y no la considero una razón de peso para justificar su conducta indisciplinada, es lo que hay.
Oriol, el chico callado. Ah, él es un verdadero pancito y el que tiene el trasfondo más interesante de todos y hay que irlo descubriendo palabra por palabra. No quiero ahondar mucho en él y solo agregaré que es de armas tomar, no se deja de nadie y no por tener las cosas difíciles se deja vencer.
También tenemos a la escuadra, otros cuatro chicos que acompañan a Aitor y Oriol. Tienen historias interesantes, pero nada que cree un verdadero impacto o los haga memorables. También conocemos un poco a los rangos rangos superiores, todos despreciables, oportunistas, ruines e innecesariamente crueles, pero realistas. No quiero arruinarles ningún coraje respecto a ellos, pero vayan preparados para lo peor porque es una clara crítica a los gobiernos (o al menos así lo sentí yo xD).

Al ser el último libo de mi TBR de junio no estaba seguro de si sería capaz de terminarlo, pero estoy francamente sorprendido con la forma de escribir de Manu, es una verdadera joya: es simple, adictiva, ágil, fluida, sorprendente y casi se sintió como estar viendo una película por lo bien estructuradas que están las frases, la buena ambientación y la constante dosis de acción y suspenso (sí, suspenso, hay algo en el trasfondo que te hace estar en tensión constante). Un día lees el principio y al siguiente ya estás llegando al final porque es imposible soltar el libro.

Aunque está plagado de aspectos positivos, no fue lo que esperaba, ciertamente la sinopsis con la que lo venden lo hace parecer algo más oscuro, como si hubiera grandes secretos que revelar del gobierno y que eso es el principal objetivo de nuestros protagonistas, pero no, el propósito de nuestros protagonistas es sobrevivir a un entorno hostil que los pondrá a prueba en los aspectos que menos esperaban. También me faltó profundidad en los personajes, los sentí muy planos y en ocasiones predeterminados para hacer funcionar la historia, sin embargo, quedé satisfecho con cómo todo encaja y funciona.

Y lo último, me encantaron los toques distópicos y futuristas de los que estaba plagada la historia, me remontó a la época del boom de adaptaciones de libros juveniles como Los juegos del hambre. Quedé un poquito traumando con el concepto de servicio militar obligatorio, ¿como por? Me encanta cómo se romantiza, por parte del gobierno, el trabajo juvenil como una forma de redimir tus errores y enmendar tus males ante la sociedad: escalofriante. También se suelta crítica de hacia dónde estamos yendo como sociedad y lo opresivos que se están volviendo los gobiernos. Y, finalmente, la diversidad, no solo de sexualidad, sino de cuerpos: on point.

En resumen, Cartas desde el desierto, es un libro que te deja con la boca abierta con la cantidad de giros que tiene, la historia se te va como agua y nada, absolutamente nada, se siente forzado, fuera de contexto o aburrido. Es una lectura ideal para desconectar y dejarte llevar por una trama impredecible y alucinante. No sé por qué tardé tanto en leer a este autor, pero quiero seguir haciéndolo.
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