Mestiza

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«Al principio la escuela me pareció el paraíso, porque durante unas horas al día podía ser una niña. Podía olvidarme de cocinar y limpiar y tenía tiempo para leer. Leía todo lo que caía en mis manos y fantaseaba con las grandes ciudades de los libros, llenas de manjares y ropas preciosas, donde no había pobreza y todos eran felices. Algún día iría a esas ciudades y llevaría una vida alegre, exquisita y emocionante.»

Tal vez suene exagerado pero es la realidad. Nunca olvidaré a Maria Campbell. Nunca olvidaré ni su vida ni su historia. El paso de los años no influirá ya que siempre la tendré presente. Cada palabra, cada vivencia, se me ha quedado grabada a fuego. Una vez he comenzado a leer y a descubrir todo lo que ha vivido, he sentido que ya no había vuelta atrás. ¿Cómo borrar de mente y corazón este testimonio de lucha y dolor? Siempre me acompañará.

«¿Habéis visto alguna vez a un hombre morirse por dentro? Los niños que lo ven crecen rápido. Jamie, Robbie y yo tuvimos que asumir la responsabilidad de ayudar a mantener la familia.»

Memoria de una infancia desgarradora y de una adolescencia que no se ha quedado atrás. La obligación de crecer de forma apresurada y de tener que responsabilizarse, siendo una niña, de las tareas de los adultos. El tener que luchar para salir adelante a contracorriente, esquivando todas las dificultades que la vida le ponía en su camino por ser mestiza, por ser mujer, por vivir donde vivía. Memoria de su vida pero también de la de todas las personas que la rodeaban. Sus padres, hermanos, abuelas y esa bisabuela tan entrañable. La vida de los métis en general.

«Escribo esto para todos vosotros, para contaros que supone ser una mestiza en Canadá. Quiero hablaros de las alegrías y las penas, de la angustiosa pobreza, de las frustraciones y los sueños.»

Mientras leía sentía como cada página me golpeaba. Es por ello que he leído el libro de una forma mucho más pausada a la que acostumbro. Su intensidad era arrolladora y me obligaba a parar, a coger aire, a dejar reposar la lectura durante días. Pero siempre volvía, era necesario conocer la historia al completo.
Y es curioso que a pesar de su dureza lo que más me ha impactado es la sinceridad con la que está narrado. Campbell no quiere suavizar su realidad, y la de muchas otras mujeres métis, y con rabia, e incluso crítica, expone lo que es ser mestiza, lo que es ser mujer. Pero no se queda ahí ya que aborda una infinidad de temas.
Colonización. Pobreza. Racismo y discriminación. Maltrato, autodestrucción y abuso. Violación (tema que se censuró cuando fue publicado originalmente en 1973). Prostitución, drogas y alcohol. La continua lucha. La luz al final del túnel.
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