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Hace 14 años que Lara Ortiz abandonó su Chiclana natal, dejando atrás unas raíces que muchas espinas le clavaron, en su búsqueda de una identidad libre, la propia construcción de su "yo", logrando su independencia junto al amor de su nuevo amigo peludo Chaqui. Un acontecimiento desafortunado la hace volver a su hogar, a reencontrarse con su familia, sus mejores amigas de la infancia, los alrededores que la vieron crecer, sus años más felices pero también más traumáticos, ¿estará preparada para solventar un pasado de secretos oscuros y descubrir la verdad de las desaparaciones que les cambió la vida a todos? La pluma de la autora es dulce, agradable, culta, madura y escalofriante. Un thriller envuelto de suspense con el que logra absorber al lector, con los nervios a flor de piel mediante una historia que se clava muy hondo. Llena de intriga y misterio durante toda la novela: qué le ocurre a Lara y qué misterio envuelve a su familia y amigas, qué esconde El Pinar del Hierro y La Espartosa. Ameniza la lectura con capítulos cortos y un narrador omnipresente, con los que la autora nos va soltando pistas para ir conociendo a Lara, su evolución e ir reconstruyendo la historia. Me atrevo a destacarla ya dentro del compendio de nombres de la altura de Stephen King, por la riqueza de su lenguaje y la trama creada, impregnada en ocasiones con cierto halo de terror. Trasmite pellizco, impotencia, te hace desconfiar de todos los personajes, mientras recorre los sitios más emblemáticos de Chiclana de la Frontera. Trata teorías y síndromes que existen y están contrastados por la neuroeducación. Se da visibilidad a temas sociales como LGTBI, el poder de las creencias, cómo se nos manipula a través de la fe y el miedo y se domina el mundo entero. Rituales, brujería, secretos ocultos, sangre fría, plots twists, y un final satisfactorio. He llorado con esta historia, es imposible que no te toque la fibra. |
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