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Un chico silencioso, que pasa la mayor parte del tiempo solo, muy delgado, con gafas y aparatos ortopédicos. Una chica popular, a quien todos en los pasillos miran con respeto y deseo. Un chico por cuyas venas corre más música que sangre. Una chica que tiene la voz de un ángel cuando se trata de alma. Un chico y una chica diferentes, con una vida que transcurre de manera totalmente diferente, pero que comparten una misma gran pasión: la música. Hacerse amigos es más fácil de lo que piensan; entre ellos se establece un vínculo que va más allá de los preconceptos y prejuicios de los que siempre han sido víctimas, Jasmine en el pasado y Elliott hoy más que nunca. Cuando lo escucha tocar su saxofón comienza a percibir su música, parte de su alma y sus secretos. Cuando escucha la voz de su ángel tiene el privilegio, reservado a unos pocos, de vislumbrar a la verdadera Jasmine, aquella que es todo corazón y pasión. En el medio están los matones del colegio, los que golpean y someten a Elliott a violencia psicológica, los mismos que prometen a Jasmine dejarlo en paz a cambio de unos besos y unas caricias. La chica acepta, después de todo lo que puede hacer. Puede apagar el cerebro y silenciar el corazón en esos momentos. Puede hacerlo por su Elliott, ese chico dulce con un corazón grande y tierno. Sin embargo, a medida que lidiar con la violencia se vuelve cada vez más difícil, la situación se les irá de las manos y la vida de ambos cambiará drásticamente. Esta historia es profunda, emocionante, tan correcto como incorrecto, tan doloroso como esperanzador. Una vez más la autora toca un tema delicado, el de la marginación. Lo hace con crudeza, para que el mensaje llegue alto y estremezca a todos, a los más sensibles y hasta a los menos, a las víctimas y hasta a los verdugos. No puedo creer que haya una persona en el mundo que al menos una vez en su vida haya sido verdugo y que, al leer esta novela, no se sienta profundamente culpable y equivocada. Mi corazón se rompía con cada gesto, físico y psicológico, por el que pasaba Elliott. Sentí la ira corriendo por mis venas y luchando por salir cada vez que bajaba la cabeza en silencio, cada vez que pensaba: "Se detendrán". Ese momento nunca llegó, y él continuó sufriendo y aguantando. Ni siquiera recuerdo cuánto tiempo hacía que no me pasaba por sentirme tan mal por un libro. La verdadera magia, sin embargo, fue que cuando pensaba que ya no podía volver a unir las piezas de mi corazón, porque ahora estaban reducidas a mil y más partículas, aquí está que Cherry ha encontrado la clave. Esperanza, amor, renacimiento. Milagros que rara vez suceden pero que tienen un impacto asombroso en nuestra vida. Curan cada herida, curan cada colgajo de piel, secan cada lágrima. No es una historia simple, una historia emocionalmente exigente, una historia que no recomiendo a todo el mundo. Equípate con un escudo, armadura y armas. Sé fuerte, ten los pañuelos a mano porque los necesitarás y los acabarás. Sé duro de corazón, porque leerás cosas que te pondrán a prueba y no necesariamente tienes que hacerlo. Varias veces mientras leía hacía pausas, sentía la necesidad de desconectar, todo era demasiado. Demasiado intenso, demasiado fuerte, demasiado injusto. El dolor y la tristeza se apoderaron de mí, la melancolía hizo el resto. Elliott es un personaje de romance atípico, es la víctima que recibe los golpes en silencio, que es incapaz de defenderse. del hermoso y maldito chico malo no tiene absolutamente nada, principalmente porque no es guapo. Y en segundo lugar porque no podía ser condenado aunque lo quisiera con todo su ser. Te hará tanta, tanta ternura. Y esperarás, hasta el final, que encuentres en algún lugar, en lo más profundo de tu corazón, la fuerza para reaccionar y decir basta. Su corazón, ese corazón maravilloso, lleno de bondad y desinterés, de amor y cariño. Jasmine es el espejo de Elliott. Su historia personal es diferente pero igualmente difícil y dolorosa. Parece, al menos en apariencia, ser más fuerte que él, pero en realidad lo parece. A veces el dolor la abruma, se apodera de ella y la enjaula. No sabe cómo seguir, tantas ganas de complacer a su madre, de ser todo lo que quiere, de olvidar sus sueños. Hará tanto por Elliot, con su amor aliviará cada herida, besará cada moretón, traerá sonrisas donde solo había lágrimas. Amor, la palabra clave, junto con la esperanza, de toda la novela. Ese amor visceral, puro, libre de juicios, conveniencias, egoísmos. Un amor envidiable, fuerte, duradero. Un amor capaz de levantarse y resistir cualquier tormenta, incluso la más violenta. Un amor que ocurre solo una vez en la vida, y solo para los afortunados. Brittainy C. Cherry, qué mal me hiciste esta vez. Cuántas lágrimas, y cuántos latidos por minuto. Eres intenso, precioso y raro. Tu alma es sin duda hermosa, pues pocas personas en el mundo son capaces de tocar el corazón de los demás con la misma intensidad y delicadeza con la que tú lo sabes hacer cada vez. Solo quien ha sufrido tanto puede contar el dolor y dejar que los del otro lado sientan con empatía, solo quien tiene una fuerte sensibilidad puede tomar un corazón en la mano y cuidarlo respetuosamente, sin apretar demasiado hasta ahogarse y pero no demasiado poco para dejarlo escapar. . Una historia dolorosamente conmovedora, que te cambiará el día y que, al final, en definitiva, a pesar de todo, te alegrará haber leído. Te enriquecerá, te asombrará, te apretará el corazón. Ojalá hubiera más novelas como esta, más mensajes tan fuertes y positivos, tanto en temas como la marginación, el bullying, la violencia y el amor. Léalo, por favor, léalo. Una de mis novelas favoritas de siempre. Gracias Brittainy por escribir esto. Estas en mi corazón. |
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