Aguas oscuras

Hace ya dos años, creo recordar, que conocí a Erika Foster, una detective que me cautivó con Te veré bajo el hielo, y confirmó mi entusiasmo con Una sombra en la oscuridad. Este año ha salido al tercera parte y no he podido resistirme, Aguas oscuras.

Erika se ha trasladado a otra comisaría, ha dejado a sus compañeros por la unidad contra el Crimen Organizado. En una intervención descubre el cuerpo, o más bien los huesos, de una niña en un embalse de una cantera. Esta niña resulta ser Jessica Collins, una niña de siete años que desapareció una tarde de agosto en el año 1990. No encontraron ningún rastro de ella, y sólo pudieron encontrar a un sospechoso, un pederasta que tenía grabadas unas imágenes de la niña. Pero jamás encontraron nada con que imputarle y, además de quedar libre, resultó herido por culpa de la antigua detective del caso, Amanda Baker. Erika no puede mirar a otro lado, y quiere ese caso, y lo quiere con los suyos: a la inspectora Moss y al inspector Peterson, además de algunos compañeros nuevos de su comisaría.

Comienza así una investigación en contra de todo: el tiempo pasado, sin pistas ni rastro y un sospechoso, ahora millonario, fuera del país, o eso se cree. Foster se aferra a la ferviente idea de que estos son los casos que saca adelante, pero aquí no tiene apenas nada y le va a costar más de un quebradero de cabeza este caso tan intrincado. Comienza a investigar a la familia y ver qué pasó realmente esa fatídica tarde donde la niña se esfumó sin testigos, y ver qué indicios tenía Amanda Baker en el pasado y empezar a tirar de algún hilo todavía abierto. La investigación comienza con varios traspiés, pero Erika no se achanta y veremos como poco a poco descubrirá todo lo que se esconde tras la desaparición de Jessica.

¡Buah! Os puedo asegurar que tenía unas ganas tremendas de volver a leer a este autor. No sé explicaros cómo consigue atraparme tanto, pero en los tres casos ha conseguido que no duerma para terminar la historia y conocer la verdad. Creo firmemente que además de tener un estilo propio, contundente, y sólido, el autor consigue este enganche a sus libros gracias a la arrebatadora Erika Foster. Ya me gustaba antes, pero aquí descubrimos varias cosas nuevas de ella, más personales, que me han enternecido y conseguido que nuevamente me enamore, su forma de ser, tan apasionada por su trabajo, pero también ante una vida personal anodina, tan falta de cariño y donde no sabe ni puede convivir con la culpa de la tragedia pasada y el deseo de volver a vivir y a amar.

En esta ocasión la trama me ha conquistado porque como siempre digo, los protagonistas niños me pierden. Aquí tenemos a una niña perdida, que no se sabe nada, hasta veintiséis años después. Un pederasta sospechoso y que ha vuelto a Londres, una familia deshecha y muy desestructurada, una madre obsesionada con la religión y mentalmente desestabilizada ante el hallazgo del cuerpo y ante la familia que tiene, un asesino desconocido del cual seguiremos sus pasos y veremos que hará lo imposible para entorpecer la investigación y evitar que salga a la luz la verdad, y varias víctimas más, hacen sospechar que hay una trama muy complicada, a la par que sencilla, pero muy impactante por otro lado que culmina con un desenlace inesperado y que no esperamos.

La novela se hace corta a medida que vamos leyendo y leyendo. Es un thriller intenso donde la investigación y las tramas personales se unen para consolidar una historia fascinante, con varias muertes, sospechas e interrogantes varios. La trama personal de Erika me sigue encantando, y espero y deseo que haya más y que lo que en este libro ha empezado siga y comience una nueva fase en la vida de ella que realmente necesita para avanzar, y así conocer una nueva Erika.

Si todavía no habéis empezado con esta serie yo solo os puedo decir que tanto el autor, como el personaje merecen mucho la pena y que no dejéis pasar la oportunidad de pasar un rato estupendo con una serie muy trabajada, con un personaje psicológicamente especial, y en general porque los tres libros te atrapan desde el minuto uno, incluido este, y aunque hayamos leído muchas novelas policiacas y negras, este autor destila algo que me tiene totalmente hipnotizada. Un libro que te tiene enganchada horas y horas, te quita el sueño, y sigues queriendo más es por una razón fundamental: es un gran libro y contiene grandes dosis de intriga, acción, secretos familiares, una buena ambientación y una gran estructura: capítulos cortos, continuos cortes de escenas, cambios de escenarios, con un ritmo tremendamente ágil, ambivalencia de trama policial y personal y casos terriblemente adictivos y muy bien construidos. Por favor, leed la serie porque os va a encantar y encandilar como lo está haciendo conmigo.
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