El código Da Vinci

A pesar del tiempo que ha pasado desde entonces, aún recuerdo esa dulce sensación de "enganche literario" que me produjo esta novela desde el principio. Ese robarle horas a otras actividades para conocer más de la historia. Buena parte de ese efecto reside en contar chismes vaticanos que todos queremos saber y que nunca hemos caído en la cuenta siquiera de que podrían estar ahí.

Y también recuerdo el fiasco de la parte final cuando el autor para desenredar todo el nudo optó por el recurso de agarrar tijera y desbrozar la hermosa tela que con tanto esmero había modelado.

Una novela entretenidísima que hay que leer con pretensiones bajas porque el final no mantiene el mismo nivel de excelencia que su desarrollo.