Ethel y Ernest: Una historia verdadera

Nos encontramos ante una especie de biografía en forma de homenaje del autor hacia sus padres. En ella nos relata su vida familiar desde que se conocen hasta que fallecen, donde iremos viendo el paso del tiempo, los progresos, las diferencias entre ambos, etc.

En apenas 120 páginas, el autor nos hace cogerle un cariño especial a esta peculiar pareja. al principio me estaba pareciendo una historia corriente, pero gana muchísimo en su segunda mitad; con la II Guerra Mundial terminada, ha logrado hacerme reír mucho, a carcajadas en algunos momentos, y eso en un libro y en mi caso es poco corriente.

Muy recomendable para pasar un rato agradable conociendo a esta gran pareja que seguro que os llega al corazón.

Hace unas semanas se publicó esta novela gráfica. Desde que vi la portada y leí la sinopsis, tenía muchas ganas de poder hacerme con ella. Es una biografía emotiva de los padres del propio ilustrador londinense. No sólo conoceremos la historia de este matrimonio, sino también la de los ciudadanos británicos durante el siglo XX.
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La historia de nuestros padres es, en parte, nuestra historia. Raymond Briggs aprovecha su don como dibujante de cómics para rendir un sentido homenaje a sus progenitores, Ethel y Ernest, en una historia de amor y cotidianidad escrita desde el corazón. Un relato tierno que nos comparte el día a día de una pareja que, a pesar de ser diferentes entre sí, tienen un sueño común: tener una casa y formar una familia.

Desde los años 30 hasta la muerte de cada uno de ellos, somos espectadores de la humilde vida de la pareja, así como de los grandes eventos sociales y políticos que deben vivir, entre ellos la Segunda Guerra Mundial o la llegada de la lavadora y la nevera.

Siempre es un placer encontrarse con historias de esas que te dejan el corazón blando y ésta es una de ellas. Briggs sabe explicar los problemas por los que pasan sus padres y él mismo, con ese fino humor inglés que te hace sacar media sonrisa.

Estoy segura de que en unos años querré volver a hojear este libro, porque para historias como ésta, con unas ilustraciones preciosas, por cierto, no pasa el tiempo.