El exorcista

Perturbador.
Esa es la palabra que utilizaría para describir este título.
Hace años que quería leerlo. Hace muchos años que vi la película por última vez y apenas la recuerdo más allá de la cara de la actriz que caracterizan como Regan. El resto, borrado. Pero recuerdo miedo, pasar miedo viéndola.
Leyendo el libro, ese miedo, ese terror, ha sido prácticamente inexistente. He sentido inquietud en alguna escena pero nada más allá. Eso sí, perturbadora lo es un rato está novela.
Creo que lo que más crea esa atmósfera es el hecho de que Regan es una niña de 12 años y el lenguaje y actos durante la posesión son fuertes, si te lo planteas seriamente, para esa edad. No toca. Pero claro... hablamos del demonio. No es ella. Y por otro lado hay momentos en los que es ella misma en que también son perturbadores en extremo pero no por lo que ocurre, por la desesperación que produce imaginar la situación que está viviendo. Ella y la familia. Todos están pasando por una situación que, toquemos madera si crees, no queremos vivir jamás ninguno de nosotros.
Querría hablar de un personaje en particular. Karras. Él ha apaciguado un poco mi aversión hacia la iglesia. Un personaje de los que perduran en la memoria casi más que el personaje principal.
Si eres asiduo a la novela de terror, aquí, probablemente, no lo encuentres pero no dejes de leerlo, es una novela de diez.