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Se trata de un libro que he leído en dos ocasiones: la primera vez tendría entre unos 13 y 15 años de edad; la segunda vez, recién leído, gracias a la propuesta que surgió como lectura conjunta o grupal. Por tanto, tengo sensaciones del antes y del ahora. La primera vez que lo leí aún era muy joven, y mucho más vulnerable y más sensible a la imaginación, por lo que mis recuerdos son de tener que cerrar el libro de golpe antes una escena concreta que estaba leyendo, la falta de aire y un miedo atroz durante días, por lo que ahora me explico esas dobleces tan continuas unas de otras en las esquinas en las hojas amarillentas del libro (signos de que tenía que dejar la lectura cada dos por tres). En esta ocasión, desde luego no he tenido que cerrar repentinamente el libro, ni me ha faltado la respiración, ni he tenido miedo de encontrarme a Regan mirándome al otro lado de mi cama; pero reconozco que la primera noche la sugestión sí hizo que tuviera que dejar de leer, y los siguientes días ya sólo lo leía cuando aún había luz natural; pero las sensaciones en sí no han sido tan aterradoras como aquella primera vez, al menos no como las recordaba. Tal vez, también, a fuerza de haber visto la película como veinte veces ha minorado ese sentimiento de terror sólo incluso con ver escrito un título "El Exorcista", porque tener una película de referencia hace inevitable que, al leer el libro o cualquier texto relacionado, se vinculen escenas en el mismo con su escena correspondiente en el cine, lo cual lo hace todo, desde luego, más emocionante. En resumen, que Regan me ha hecho pasar momentos y noches "inolvidables" en el antes, en el durante y en el ahora. Y así seguirá siendo. Es un libro que recomiendo porque es una obra mítica, es escalofriante en su atmósfera y en las descripciones de ciertos momentos y que, además, esconde detrás un caso real. ¿Cómo no sucumbir a ella? |
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