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Crítica de Gemmaentrelecturas


Gemmaentrelecturas
30 November 2021
«No creo en la venganza. Este país solo saldrá adelante si nos olvidamos todos de nuestros deseos de venganza. Si cada uno se dedica a perseguir sus propios ajustes de cuentas, estaremos condenados a vivir en el odio».
 
Jorge Lanza y Matías Sampedro eran los gánsteres de la posguerra, los que se aprovechaban de las miserias de la gente, los que dan vida a esta historia junto con un reparto magnífico de personajes que se mueven entre las tonalidades negras y grises. Son años del hambre, del estraperlo, del racionamiento, de la enfermedad, de la falta de agua, de los cortes de suministro eléctrico, del frío y los sabañones, así describía mi padre los años de la posguerra, así describe Fernando Benzo la ciudad de Madrid. Echo en falta un detalle que mi padre narraba, las colas de niños en las puertas laterales de los teatros por donde salían las actrices. Esperaba sentado para recibir una onza de chocolate o un bombón, a veces nos echaban, pero la mayoría de las veces nos dejaban estar si no metíamos bulla, sabían que lo poco o mucho que nos dieran, era lo único que comíamos. Cuando veíamos el azúcar o el café, fruncíamos el ceño, aunque más de un grano he chupado para matar el hambre.
                Emilio, El monaguillo, encarna al adolescente que madura antes de tiempo, el que sobrevive como miles de pobres almas en un Madrid de escombros e hipocresías. Donde choca la imagen honorable de estos señoritos impostados, con la del ansia de ganancia. Se trata de ganar dinero a costa de lo que sea, como la historia de Ramiro y sus jabones. Es una historia que nos habla de ser invisibles, eso decía mi padre, que no te viesen, que no supieran que existías, que les fueras indiferentes, ni penas, ni envidias, invisible.
 
«Madrid era un hervidero de historias contadas a media voz, de rumores y leyendas, de temores reales o imaginarios, de amenazas tan ciertas como indefinidas y de secretos que nadie guardaba».
 
                Porque si este mercado negro existió, si los estraperlistas se hicieron millonarios, fue con el beneplácito del Régimen y los que no tenían dinero para comprar, siempre podían vender al vecino por una media verdad y sacar tajada.
 
Mi padre añadía, Madrid era una ciudad de listas y, lo mejor, que tu nombre no estuviese en ninguna. Porque lo que ahora favorecía podía cambiar al segundo, dependía de quién estuviese al mando y los odios que cargase. Y, en Emilio, le veo a él, con lo que sacaba de ir y venir por las calles buscando comida y haciendo recados, le compré una radio que me trajo uno de los chicos mayores, adivina de dónde la sacó. Y con el primer sueldo que consiguió trabajando en las oficinas de una constructora, la compré unos pendientes de oro para lucirlos los domingos en la iglesia, había que dar las gracias, seguíamos vivos.  
         Como la mejor de las novelas negras de gánsteres, hay que luchar y eliminar la competencia, comienzan las intrigas y las traiciones, se nos presenta el final de una etapa enmarcada por las amenazas de unos y otros para salir airoso en el naufragio. 
Es la primera obra que leo de Fernando Benzo, no será la última, me ha gustado muchísimo esta novela negra de gánsteres, de nuestros mafiosos, de los que atenazaron en las sombras las vidas de muchas personas, los que jugaron a ser dioses sin pensar en las consecuencias.
 
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