La casa de los enigmas

Crecer es como estar en la casa de Diez Negritos, con los miembros de la familia cayendo hasta que solo queda uno.

La tragedia no implica que no se pueda sentir alegría. A veces las emociones contrarias se tocan, están conectadas.

Fin de año. La gente lo vive como si fuera una fecha límite. Se espera demasiado de ese día, se planean celebraciones y luego, normalmente, el calendario cambia de página y no pasa nada.

El miedo y la emoción son siameses que viven en lados opuestos de la misma puerta. Eres tú quien decides en qué habitación quieres vivir.

La vida no va a ser amable contigo, Sara. No eres ni lista, ni guapa ni amable. Vas a tener que utilizar alguna otra cosa para sobrevivir.

Todo el mundo tiene un hogar. No tiene porqué ser un lugar; un hogar también puede ser una persona.

El problema es que, cuando uno finge algo durante mucho tiempo, empieza a creérselo.

Siempre has llevado puestas las gafas de verlo todo de color de rosa en lo que respecta a Lily.

Pero, sobre todo, recuerda ser siempre tú. Sigue cantando y los días oscuros pasarán y el verano siempre volverá.

Los fantasmas necesitan un lugar por el que merodear, aunque solo existan en su cabeza.