Valeria en el espejo

¿Quién se atrevió a decir que segundas partes nunca fueron buenas? El que lo dijo estoy segura de que nunca llegó a leer la saga Valeria, porque madre mía, ¡menuda continuación nos trae Elísabet Benavent! Me ha gustado mucho, incluso más que el anterior.
Tengo que decir que este libro contiene más escenas eróticas que el primero, sobre todo al principio, cosa que a mí ya sabéis que no me gusta mucho porque me suelen cansar. Sin embargo, a pesar de tener mayor contenido sexual, la historia que cuenta este libro me ha gustado más. ¿Por qué? Os estaréis preguntando. Pues bien, se debe a que hay una gran evolución, tanto en los personajes como en la historia, y los sucesos son más realistas y cercanos, si cabe. En este libro empatizamos mucho más con los personajes, porque las situaciones que viven las podríamos estar pasando nosotros mismos, o personas cercanas a nosotros (yo me sentí identificada con alguna cosilla, y vi plasmados momentos por los que personas que conozco han pasado). También se debe a que lo que ocurre en este libro es más interesante y las vidas de nuestras protagonistas dan unos cambios bastante notables. ¡Cómo me gusta a mí un salseo! Por eso este libro me ha gustado algo más que el anterior.
Este libro tiene un tono más serio que el anterior, ya que suceden cosas más trascendentales, no todo puede tomarse a risa. de todas formas, hay momentos divertidos, sobre todo gracias a Lola y sus comentarios, esa mujer no tiene arreglo. Me encanta que esté tan loca y le dé igual todo, con ella las risas están aseguradas, aunque reconozco que en ocasiones se pasa de bruta jaja de hecho, Lola continúa siendo mi personaje favorito, su personalidad es inigualable, pero es su historia la que menos evoluciona. Es la que sigue en línea del libro anterior, no hay sucesos le den un gran cambio, pero sí evoluciona de manera interna, porque aprende a quererse más, a valorarse más y a pensar de una vez en qué es lo quiere y en lo que está dispuesta a tolerar y lo que no.
Pero no todo son risas y fiestas, también he sufrido, y es que ha habido capítulos que me han llegado a sacar alguna que otra lágrima. La culpa la tengo yo, en parte, por meterme tanto dentro del libro, pero es que es imposible no hacerlo. Nuestros personajes pasan buenas vivencias que te hacen sonreír, pero también las pasarán canutas. No he podido evitar sentir que las cosas me pasaban a mí, y que estaba dentro del grupo de Valeria y sus amigas, riendo y llorando con ellas a partes iguales, porque la vida es así. Te da una de cal y otra de arena, cosa que el libro plasma de maravilla.
Ya os he hablado de Lola, que como he dicho, es la más divertida pero la que menos evoluciona. Carmen, la moderna, impulsiva y deslenguada, sí que tendrá algún que otro cambio. He empatizado mucho con ella, sobre todo con el tema de la madre del novio, porque es algo que han vivido personas que conozco y es algo frustrante. Valeria en este libro me ha gustado algo más, parece que intenta enderezar su vida, aunque eso no signifique que a veces meta la pata hasta el fondo. Se queja de que Víctor se asusta, cuando en realidad, la que está asustada es ella y como consecuencia, llega a tomar decisiones a la ligera sin darse cuenta de lo que significan. Valeria no llega a ser de mis personajes favoritos, ni mucho menos, pero ya he enterrado el hacha de guerra y digamos que la estoy conociendo mejor y no me disgusta. Pero la que más me ha sorprendido es Nerea. La fría y calculadora Nerea por fin saca a la luz su yo real, aunque le cueste. Ya decía yo que sí no se cansaba de ser tan cuadriculada, tan perfeccionista y organizada. ¡Desmelénate, mujer! Eso sí, me atrevo a decir que la que pasa por los momentos más duros es ella, y también es la que toma decisiones que me han sorprendido mucho, y más viniendo de ella. El premio al giro de 180º se lo lleva ella, sin duda alguna. Esta vez también voy a hablar de Víctor, porque toma aún más protagonismo. No sé a qué atenerme con él, porque a veces parece estar muy seguro de lo que siente y de lo que hace y otras parece que va a salir pies en polvorosa. Reconozco que no he podido resistirme a su encanto, qué le voy a hacer, he caído en la tentación. Víctor es un personaje complejo, que sorprende, ya que protagoniza las escenas más tiernas y seductoras, pero también las que nos harán sufrir e incluso llorar. No puedo decir mucho más de él, ni si sus intenciones son buenas o no, solo que es un personaje muy humano. de hecho, todos los personajes son tan reales que asustan.
¿Qué decir del desenlace? Pues que me ha dejado con muchas ganas de seguir con la saga, porque todo queda en un punto muy interesante, con cambios recientes en las vidas de las protagonistas y al ser una novela que engancha tanto, me he sentido vacía cuando la he terminado.
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