Confieso que me costó al principio comprender a Margarito y sus actos, no empaticé con Margot hasta pasadas bastantes páginas. Y es algo que, cuando me sucede, reconozco que sopeso abandonar la lectura, pero sé que con Elísabet puede que tardé en comprender actuaciones o empatizar con algunos personajes, pero es que escribe tan jodidamente bien, que acaba por atraparme en su historia. Vives esta novela, vas de la mano de Margot y David por ese viaje que tanto les da, pero que tanto les puede quitar. Y… no puedo decir nada más de esta historia porque tenéis que descubrirla y adentraros en sus páginas para llegar a ese final, que os juro que casi me da un infarto. Y a ti, Eli: «no te acabes nunca». Le robo la frase a David, el chico que no tenía nada, al chico que aparentemente no tenía nada. Que no se acabe nunca esa esencia y esa manera tan bestial de transmitir. |