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Cuando me recomendaron leer las peripecias de Valeria, jamás pensé que podría verme retratada en la gran mayoría de situaciones. Te encuentras con un personaje que quiere cumplir su sueño y se ve estancada en una vida planeada y cuadriculada, todo lo contrario a lo que es un escritor. Se encuentra casada desde hace años, sin haber vivido su juventud como hace la gran mayoría, y encima queriendo ser escritora. Una escritora no plasma su vida solamente, plasma peripecias y situaciones que, de alguna manera, haya vivido o le gustaría vivir. Pero Valeria, realmente, tienen unas amigas que son sus musas, puesto que ellas son quienes más la animan a escribir. Nos encontramos con personajes bien definidos que juntos forman un puzzle completo, aunque este se finaliza gracias a la aparición de Víctor. Él es quien más le inspira, quien le pone los pies en la tierra aunque veamos que en momentos parece tener inmadurez. Seguiré leyendo la segunda parte, que por el momento empieza a gustarme porque, como toda lectora empedernida, me muero de ganas de saber qué le sucedió a Valeria, Víctor, Lola, Carmen, Nerea e incluso Adrián. |
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