El arte de engañar al karma

En esta novela Elisabeth Benavent nos trae un amor más maduro y con gran crecimiento personal por parte de la protagonista femenina.

Cata es una actriz de poca monta que nadie contrata. Mikel es un artista muy reconocido en el mundo del arte. Ella encuentra en casa de su tía abuela unos cuadros que para ella no tienen mucho valor, pero que al intentar venderlos, un marchante se queda prendado de ellos.

Ahí comienzan los problemas, Cata decide adjudicarse la autoría de los cuadros y crear así el personaje de su vida, pero no conoce nada del mundo del arte. Su marchante, Eloy, aunque no lo dice abiertamente, lo sabe y trata a Cata como si fuese tonta intentando aprovecharse de ella todo lo que pueda. En una exposición de muestra para un grupo selecto de marchante y artistas, es en donde Cata conoce a Mikel, y sin darle demasiada importancia, este reconoce la verdad de que Cata no es la autora de los cuadros.

Así que Cata, aprovechando que ya ha sido descubierta por Mikel, decide acosarlo hasta que sea su tutor y le de unas pautas sobre el arte y como moverse en ese mundillo.

Por ahí es donde comienza a haber cierta atracción y tensión entre ellos. Aunque Mikel no quiera saber nada de Cata, resulta que cada vez que habla con ella, su maltrecha creatividad se reactiva, además de que ella es capaz de comprender su arte sin necesidad de explicación. Y eso hace que poco a poco ambos estén presentes en la vida del otro constantemente.

La narración sigue siendo del estilo de la autora, casi todos los capítulos son desde el punto de vista de Cata y algunos menos desde la de Mikel. Ambos son personajes complejos, ella es el sonido y él el silencio, y se complementan de una forma prácticamente perfecta.
Los personajes secundarios son importantes y con personalidad, las compañeras de piso de Cata dan color a su vida, sobre todo gemelas que no lo son, que son de lo mejorcito. Me hubiese gustado un comentario que insinuase que el Karma hubiese pasado factura a Eloy.

Lo que más me ha gustado es la relación de los protagonistas. Catalina es ingenua, pero gracias a Mikel va conociendo el mundo del arte y a saber manejarse, a creer en si misma y a volar.

La forma en la que al principio no se pueden ni ver y como poco a poco comienzan a necesitarse pero sin que ninguno quiera admitir que es amor, ha sido lo mejor del libro. Después, cuando comienzan los problemas, se me ha hecho un poco largo, la parte del crecimiento personal. Y el epílogo no me ha terminado de convencer. Creo que me esperaba otra cosa.

No entiendo el motivo de que en los libros el crecimiento personal de una persona no es compatible con el amor de pareja.

Por eso y por varios motivos más se lleva tres estrellas grandes, pero no llega al cuatro. Me ha gustado la mayor parte, pero los finales de esta mujer siempre me dejan un regusto amargo.
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