El arte de engañar al karma

Llegué a este libro sin saber de qué trataba, pero en cuanto lo empecé pude sentirme identificada con su protagonista, Catalina. Ella es una actriz que trabaja como teleoperadora mientras hace castings para lo que nunca la llaman, así que su sueño de ser actriz se va disolviendo cumple 30 años y ve que su vida no es, ni de lejos, como la había imaginado. Pero limpiando la antigua casa de su tía Isabel, descubre unos cuadros que esta había pintado y las cartas de amor con su amante, del que no conocían su existencia.

Al principio me agobiaba la historia de los cuadros y la farsa que monta con ellos, porque era como ver un accidente a cámara lenta, algo que sentía que no acabaría bien, pero la verdad es que llegó a ser divertida. No pude evitar acordarme de la película Cruella mientras Catalina finge ser artista, esa extravagancia que necesita que todos vean para que crean su historia.

No esperaba encontrarme una historia de amor tan intensa en medio de todo el caos de los cuadros y, aunque no soy una romántica al nivel de Cata, he disfrutado mucho los momentos que viven y sobre todo las reflexiones que hacen sobre la vida, el amor y el arte.