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Crítica de Guille63


Guille63
16 March 2023
“Me elevé desde unos orígenes humildes hasta el… completo desastre”

Vargas Llosa lo ha vuelto a clavar en su prólogo, tanto es así que siento la fuerte tentación de transcribirlo por completo, pero me conformaré con traer aquí algunos de sus clavos principales: “vestir con las alegres prendas de la comedia, una historia que es, de un lado, trágica y del otro, un severo cuestionamiento de la cultura intelectual como instrumento para enfrentar la vida corriente…”; “Herzog, antes que cornudo o masoquista, incluso antes que judío, es un intelectual… Es un hombre hecho de ideas, como otros lo son de instintos o convenciones… el fracaso de Herzog… es su impericia para funcionar normalmente en el mundo, su ineptitud para adaptarse a la vida tal como es”; “buena parte de sus problemas se los ha buscado él mismo; e, incluso, es probable que no pueda vivir sin ellos. Porque a Herzog le gusta sufrir casi tanto como plañir, qué duda cabe”.

Me imagino que les suena todo esto. No me extraña que Saul Bellow sea considerado el maestro de Philip Roth o que relacionen a Herzog con los personajes de Woody Allen.

Moses Herzog es alguien que intenta ser buena persona, mantenerse fiel a unos principios, un moralista de juicio duro y riguroso al que le dan por todo lados, empezando por su mujer que le abandona por su mejor amigo (me encanta la forma en la que su mujer ve la situación: “… comprenderás la humillación que es para mí reconocer mi derrota en nuestro matrimonio”). “

La caridad siempre será sospechosa de morbidez: sadomasoquismo, una especie de perversión... Todas las tendencias más elevadas o morales, se hallan bajo la sospecha de que quienes las tienen son unos sinvergüenzas.”

Tampoco es que él sea un dechado de virtudes, él mismo se considera un mal esposo, mal padre y mal hijo, es política y socialmente indiferente, misántropo y misógino (“coquetear y romper corazones son actividades femeninas. La ocupación seria de un hombre no es ésa, sino el deber, la vida viril, la política en el sentido aristotélico”) y ahora también un fracaso como intelectual que tiene que ver como sus ideas, que iban a cambiar la historia e influir en el desarrollo de la civilización, han sido desarrolladas, pobremente, en un libro escrito por otro.

“Moses quería hacer lo que pudiera para mejorar la condición humana y acababa tomando una píldora para dormir porque así, por lo menos, se conservaba él.”

Se pasa el tiempo pensando o escribiendo cartas que nunca envía, siendo sus destinatarios la gente más dispar, políticos y familiares, enemigos y amigos, vivos y muertos, intelectuales y famosos de distinta especie. Esa es su forma de hacer frente a la penosa situación en la que se encuentra, como bien le hubiera aconsejado Pessoa que decía aquello de que "La literatura es la manera más agradable de ignorar la vida", o porque pensaba igual que Javier Marías: "Quizás escribo porque escribir es una forma de pensar que no tiene rival”.

Tanta lucubración, tanto “transformar sus penas en altas categorías intelectuales”, tanta lamentación acerca de cómo es o como debería ser acaba cuando asume lo que ya sabía de antemano, que el único responsable de su situación es él mismo y que además nunca cambiaría y que, por tanto, solo le queda asumirlo.

“Por qué ser un tipo tan emotivo... Pero lo soy. Sí, lo soy y a los perros viejos no se les puede enseñar. Yo soy así, y así continuaré siendo. ¿Para qué luchar contra ello, si soy así irremediablemente? Es mi inestabilidad la que me sirve de estabilizadora. No la organización, ni el valor, como les pasa a los demás. Comprendo que es penoso ser así, pero así soy y no tiene remedio.”

Una novela que va de más a menos, el último tercio se me hizo un poco cuesta arriba, pero que me hizo pensar y pasar momentos deliciosos y divertidos.


P.S. Desde aquí hago un llamamiento a algún/una valiente que se atreva a plasmar en un cuento la feliz idea que deja esbozada Bellow en su novela, un cuento de Herzog para su hija: el club de los más-más, aquellos que son “lo más, lo mejor, en cada actividad o de cada tipo físico”. Por ejemplo, el calvo de más pelo y el peludo más calvo, la más gorda de las mujeres delgadas y la más delgada de las gordas, el enano más alto y el gigante más bajo, el más estúpido de los sabios y el más sabio de los ignorantes, acróbatas lisiados, bellezas feas... Los sábados por la noche dan unas cenas con baile y celebran un concurso: si eres capaz de distinguir al más peludo de los calvos del más calvo de los peludos, ganas un premio.
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