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La historia está ambientada en 1948 y nos cuenta como Lewis Barnavelt de 10 años tras la perdida de sus padres en un accidente se traslada a vivir con su tío Jonathan que vive en un pueblo llamado New Zebedeee. Es un niño que podría ser como cualquiera, un poco gordito que no es bueno en ningún deporte y que sólo busca encajar, lo que le hace meterse en algún que otro problemilla. Lewis descubre que tanto su tío cómo una vecina y amiga de este, la señora Zimmermann son brujos que practican magia blanca, y que la antigua casa en la que viven fue habitada antes por un brujo que usaba la magia negra, Itzar. También descubre que a través de las paredes de la casa se oye un tic-tac de reloj constante que se vuelve mucho más intenso por las noches. Y ahí empieza la historia por descubrir que es, dónde está y para que sirve. Me ha gustado la ambientación del libro: la casa que guarda secretos, el pueblo, la noche de Halloween, el cementerio... En mi opinión: es un libro que engancha y entretiene porque la intriga de no entender lo que sucede te hace continuar leyendo. Tenemos fantasmas, sueños y magia un inicio perfecto para cualquier niño al que le interese la fantasía. Es una novela infantil preciosa con tintes de terror repleta de magia, imaginativa y a la vez escrita de forma sencilla, que encantará a los niños, sobre todo, a los primeros lectores. Y también para cualquier adulto con alma de niño. |
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