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Tenía grandes expectativas del libro y fueron cumplidas de manera extraña: el narrador a veces habla con los lectores, a veces habla por los lectores. Los personajes son simpáticos y conforme van cambiando unos dejan de serlo. Creo que por fin entendí el por qué del Síndrome de Peter Pan: realmente el personaje no quiere crecer por rehuir de las responsabilidades: no quiere ir a la escuela, no quiere ser mayor y conseguir un trabajo. Lo que él quiere es seguir disfrutando de su liberta en el País de Nunca Jamás, pelear con los piratas y jugar con las hadas. A ratos me cansó que fuera tan terco.
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