Belisa, en su jardín

A principios del 2017, Santi Baró, gran admirador de Lorca, visitó Granada con intención de conocer los escenarios en los que se movió el poeta. Pasear por todos ellos, y escuchar a descendientes de quienes convivieron con Lorca y quisieron contarle anécdotas, sembró la semilla de esta novela corta acerca de la amistad entre el poeta y la gitanilla que inspiró sus obras El amor de don Perlimplín y Belisa en su jardín y El romancero gitano.

Una novela corta cuya protagonista absoluta, para mí es lo mejor de la historia. Su desparpajo e inocencia, su forma de expresarse (muy bien plasmada) y relacionarse saben cautivar no solo a Lorca, sino también al lector.

Precisamente por su brevedad, no busques profundidad en una relación amistosa de la que ni siquiera queda constancia por parte del propio Lorca. Es más bien la narración amena de un pequeño episodio que Baró desarrolla dejándose llevar por la experiencia vivida en tierras granadinas, aderezada también, ¿cómo no?, con poesía.

¿Qué hay de verdad absoluta en todo esto? Ojalá tuviéramos más testimonios de la vida de este maestro de las letras, así que no me he parado mucho a pensarlo, solo me he dejado llevar y he pasado una tarde entretenida.

Yo también admiro profundamente a Federico y reencontrarme con él del modo que sea siempre es una experiencia agradable.