Hay que rezarles a los espíritus de los genios, para no perder nunca la inspiración |
Hay que rezarles a los espíritus de los genios, para no perder nunca la inspiración |
Cuando nadie ha enterrado el pasado, las cosas no son tan fáciles. Sobre todo, las cosas del corazón.
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Un primer amor que nunca esta a la altura de la imaginación desbocada que lo alimenta.
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No hay nada más estúpido que desperdiciar el deseo. Ese bien tan escaso.
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Me persigue la estúpida nostalgia de haber nacido a destiempo. Demasiado tarde para vivir lo que me han contado. Demasiado pronto para construir lo que me he imaginado. Cuando llego, ya se van. Y cuando me voy, ya llegan. Por eso, nunca olvido nada.
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La posguerra es la guerra de los olvidados.
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Me gritó que no lo tratara como a un niño porque era tan viejo que tenía percebes en los huevos.
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Nunca di importancia a lo que me rodeaba, no aprecié la belleza de las cosas, la finura de los gestos y las maneras, la profundidad de las palabras. Malgasté y desprecié un mundo que ya no existe. Lo dejé pasar, convencido de que nada cambiaría. Lo que ayer me aburría o me irritaba, hoy me parece extraordinario. Me he hecho viejo
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Lolita...