“Es como tirar de un hilo y comprobar en el otro extremo el aleteo de algo que se resiste. También como descubrir un sentimiento: la forma en que perfora el cerebro y adquiere inercia contra la propia voluntad, la energía con que se apodera de los músculos y se vuelve humillante, pero también un destino”. La empleada de una inmobiliaria que va a enseñar una casa a unos clientes se ve sorprendida por la aparición en ella de un niño de siete años que no pestañea y que no debería estar allí. El suceso la cambia de formas que no espera, llegando a obsesionarla. “Un niño la ha sacado de la vida. Un niño la ha devuelto a ella”. ¿Qué harías si de repente ves algo que no debería estar ahí? Pensarías que ha sido un efecto óptico, o tu mente jugando contigo porque has dormido poco la noche previa. Pero… ¿y si la experiencia se repite al día siguiente y acabas involucrada en ella? ¿Cómo te cambiaría? Andrés Barba nos presenta una historia perturbadora y por veces desasosegante llena de reflexiones acerca de los vínculos entre el pasado y el presente, la culpa y las consecuencias de las acciones más simples. Te atrapa desde las primeras páginas, por su prosa cuidada y limpia, vacía de datos superfluos y a la vez llena de omisiones que dejan que tu imaginación vuele, haciéndote rellenar los huecos hasta un final sorprendente y redondo, aunque en parte inconcluso (si queréis finales bien ataditos, esto quizás no es para vosotros). “Solo los vivos tienen la posibilidad de ser incoherentes, piensa ella, la muerte condena a la coherencia”. De nuevo, el autor me ha conquistado. Creo que no tardaré en empezar otra novela suya ;) |