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«El último día de la vida anterior» es efectivamente una clara heredera de las novelas de casas encantadas, de fantasmas y secretos… con un giro de tuerca más abstracto, más onírico, menos sobrenatural. Pero, ¿de qué trata exactamente esta novela? Tenemos una dupla de protagonistas muy curiosa: por un lado, una agente inmobiliaria con una actitud apática hacia la vida. Por otro lado, un misterioso niño que no pestañea y que parece atrapado en la casa que la mujer está tratando de vender. A partir de estos dos seres que se entremezclan y se gravitan sin remedio, Andrés Barba construye un relato intimista existencial, con un tono profundamente lírico, que trata tantos temas que a veces parece que no trata ninguno. Nos habla de identidad, sobre la muerte, sobre la necesidad de tener a alguien a tu lado. Es un relato sobrenatural y no lo es al mismo tiempo. Como he dicho, es un relato onírico que transmite una nostalgia profunda. Casi parece uno de esos sueños raros de los que te despiertas sintiendo que realmente has viajado a otro lugar. Y aun así, llegó un momento en el que me pareció tan abstracto y enrevesado que me llegué a aburrir. Es un relato de sensaciones más que de hechos, que se recrea en cada momento y ese estilo no suele ser para mí. Es una pena, porque tenía pinta que me iba a fascinar. Aun así, tampoco puedo decir que fuese un relato que me disgustara. Me quedo con esa sensación nostálgica que quedó impregnada en mí y con una parte final (la contada por el niño) que me dejó relativamente satisfecha |
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