El último día de la vida anterior

Muy en la línea del resto de libros de Andrés Barba, esta novela es turbia y extraña. Si bien no es una lectura desagradable, te atrapa de una manera un tanto perturbadora, es como si te envolviera y no te dejara escapar. Ese efecto hace que no puedas dejarla, por lo que termina siendo muy fluida y rápida. Además, es una novela breve, lo cual hace que esa sensación efímera perdure durante toda la lectura.

Hay pocos personajes en esta historia, pero los que más nos interesan son la protagonista, una mujer que se dedica a vender casas para una inmobiliaria, y el niño que aparece en una de esas casas. La mujer tiene una vida que a simple vista parece completa, pero que hace aguas por algunos puntos. El niño, una especie de aparición, es como cualquier otro, destila inocencia y cautela a partes iguales.

No hay una ambientación como tal, todo transcurre en una ciudad que tiene una sierra cerca, pero no se dan más datos ni tampoco tiene demasiada importancia para la historia. al fin y al cabo se trata de una novela breve y este tipo de detalles harían que la lectura resultara farragosa y se alargara sin sentido.

Este libro no encaja en una temática concreta, es una historia surrealista, a veces parece que muestra la realidad y otras que se aparta de ella y se acerca mucho a la fantasía. Incluso llegando al final no queda del todo claro, pero la sensación que queda es brutal. Es de esos libros que es mejor leer para vivir la experiencia lectora.