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Me enamoré de los Bedwyn en cuanto puse los ojos en ellos, no solo porque me encantan las sagas familiares, sino por la familia en sí, tan peculiar y divertida. No sé si fue porque me decepcionó el último libro que leí sobre los hijos de la duquesa del amor, o si fue por alguna otra razón, la cuestión es que me apeteció volver a leer este libro, el último de la serie de los Bedwyn. Creo que es la cuarta vez que lo leo, y siempre me emociona. Mary Balogh cuida mucho la ambientación y la coherencia con la época, aunque a veces se permite pequeñas libertades que rozan el borde, pero que hacen sus novelas más interesantes. En este libro, todo transcurre, prácticamente, en el campo, donde las convenciones sociales no son tan rigurosas. Balogh nos deja echarle un vistazo a la nobleza rural, su modo de ser y pensar, y sus bailes y diversiones. Los protagonistas me fascinan, pero es Wulfric Bedwyn quien me robó el corazón cuando leí su historia. Durante toda la novela no hace más que ser juzgado por los demás, y no precisamente de modo favorable. Se le tacha de hombre frío, arrogante y sin corazón. Bien, quizás muchos protagonistas de novelas ambientadas en esta época podrían ser tachados de lo mismo. Sin embargo, lo que me fascina de este personaje es que en él estas cualidades son como una segunda piel. Las ha asimilado desde su niñez, no son una pose, sino su modo de ser con el que no está incómodo... hasta que conoce a Christine, que lo rechaza precisamente por ser así. A través de su historia se nos muestra el sufrimiento que arrastra el duque por no poder romper ese muro que ha levantado frente a sus sentimientos y emociones, vemos su soledad, la búsqueda de su propia alma... Por eso, la resolución final de la historia es una maravilla, el que el duque alcance esa felicidad merecida hace que el corazón del lector brinque de alegría junto con el de los protagonistas. Christine es el complemento perfecto para el duque, a pesar de ser solo la hija de un maestro. Es alegre, entusiasta, cargada de vitalidad... Desde luego, parece increíble que tenga tantos tropiezos, que pueda llegar a ser tan torpe, pero son momentos divertidos. Me encanta el estilo de la autora, tan cuidado y perfeccionista, y recomiendo mucho esta serie, especialmente la historia del duque y la de Freya, que no tiene desperdicio. |
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