Toda la verdad

David Baldacci es un escritor bastante prolífico que ha alcanzado en muchas ocasiones el número uno en la lista de best sellers del New York Times. Escritor favorito de Bill Clinton, ha sido comparado con Tom Clancy, y su primera novela, "Poder absoluto", fue todo un éxito de ventas y hasta fue llevada al cine con el mismo título por Clint Eastwood.

Como es de recibo, normalmente comienzo la reseña de un libro por su principio, por el comienzo de la historia, pero esta vez lo voy a hacer al revés (aunque no creo destripar el libro, puede contener spoilers), y es que es tan desconcertante la Nota del autor al final de la novela que no sólo no deja indiferente a nadie sino que se ponen los pelos de punta. En esa Nota David Baldacci explica el concepto "gestión de la percepción" o "GP", expresión que incluso encuentra su definición en un manual del Ministerio de Defensa estadounidense. El concepto viene a decir que existen empresas, a menudo vinculadas con las altas esferas del poder, especializadas en crear una gran mentira, pero no una cualquiera, una de proporciones adimensionales y hacerla llegar al gran público como una gran verdad. Las tecnologías actuales, en especial Internet, posibilitan esa divulgación masiva que hará que en menos que canta un gallo esté instalada en la mente colectiva. Baldacci incide en su Nota en lo fácil que resulta que nos embauquen y en lo poco que nos importa descubrir la verdad, nos la tragamos sin más porque entre otras cosas, queremos creer.

Lo que más me ha conmocionado de la Nota es que el autor afirme que el argumento de la novela no sólo no es descabellado sino que se queda corto. Lógicamente después de leer el libro y la Nota explicativa, es imposible que el lector no sienta escalofríos y se haga más de una pregunta.

Hecho este pequeño inciso, "Toda la verdad" es un libro que comienza con mucha fuerza narrando precisamente una mentira creada ex profeso por una empresa especializada en inventarlas y difundirlas a gran escala, por encargo de una multinacional armamentística que quiere a toda costa seguir lucrándose como hasta ahora lo había hecho. El encargo ya manda narices, pues se trata de inventar una guerra, y la rapidez con la que se propaga la "falsa verdad" a través de la red es apabullante. A partir de ahí la cosa se irá complicando cada vez más y el libro se desenvuelve entre conspiraciones y enfrentamientos internacionales ante el temor de lo que podría ser una nueva guerra fría.

Shaw, el protagonista, es huérfano y se crió en un orfanato. Lleva años intentando dejar su peligroso trabajo en una especie de agencia gubernamental no identificada para poder casarse, pero no se lo van a poner fácil, es el mejor en su profesión y harán todo lo posible para que no abandone. Katie es una periodista que también presenta un pasado no menos oscuro y la bebida se ha convertido en su refugio. de alcanzar el reconocimiento y ganar dos Pulitzer, ha sido degradada a la sección de obituarios del periódico. Lógicamente no se resigna y hará todo lo posible por recobrar su anterior estatus y reconocimiento. Como no podía ser de otro modo, entre ellos surgirá una historia de amor bastante trillada y vista pero que hará más amena la lectura al suponer un descanso entre tanta acción y giro inesperado.

El libro está bien urdido y es de fácil lectura. Entretiene y presenta muchos giros y sorpresas que enganchan fácilmente al lector. Es un libro donde la trama es la protagonista absoluta, en detrimento de la calidad narrativa o la caracterización de los personajes, algunos de los cuales resultan bastante inverosímiles y forzados. Son por otro lado bastante arquetípicos. Los buenos son muy buenos y perfectos, sus cualidades heroicas resultan exageradas, y tienen un pasado tremendamente oscuro. Y los malos, pues eso, son malísimos y están algo inflados en el afán de dar credibilidad a la historia.

En suma, es un libro correcto sin más en cuanto a calidad narrativa se refiere y está plagado de clichés hollywoodenses que harán que el lector crea estar viendo una película de acción pero sin la película, pero que tiene en compensación un argumento de lo más interesante, bien tramado y que consigue que el lector aficionado a estos thrillers políticos siga y siga leyendo para poder averiguar la verdad, esa que como dice Baldacci, en realidad puede ser una "Gran Mentira".

"- Dick, necesito una guerra.
- Bueno, como siempre, ha venido al sitio adecuado, señor Creel". (Prólogo)