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Crítica de Celeste_Lightwood


Celeste_Lightwood
26 February 2020
La familia Bennet es una familia que, aunque está en una buena situación económica y es respetable, no destaca precisamente por su linaje o parentesco, sobre todo la señora Bennet, cuyo carácter no es el más favorable y bien visto. Este matrimonio está afincado en el condado de Kent con sus cinco hijas: Kitty, Lydia, Mary, Lizzy y Jane. La máxima aspiración de la madre de las criaturas es casarlas sin demasiada tardanza y asegurarles un matrimonio adecuado, a ser posible con un hombre rico. Sus deseos serán escuchados cuando aparezca Charles Bingley, un hombre que, junto con su mejor amigo el señor Darcy, serán la comidilla de la clase acomodada cuando alquilan una casa en las cercanías. La señora Bennet comenzará a forzar encuentros con Bingley y a organizar y a asistir a bailes para que este descubra la belleza de su hija mayor, Jane, y se enamore de ella, propiciando un magnífico matrimonio.

Por otro lado, al contrario que Bingley, Darcy no destacará por su amabilidad ni por las buenas palabras que cuenta la gente de él. Es un hombre más bien distante, seco y al que tildan de orgulloso debido a su fortuna y a su porte. A pesar de que Bingley le adora, no provoca el mismo entusiasmo en su círculo ni en quienes interactúan con él. Es por esto que Elisabeth, Lizzy, no empezará con buen pie cuando coincidan en el primer baile, dejándose llevar por las habladurías y las apariencias. Darcy es un caballero que no se siente cómodo en este tipo de eventos sociales, algo que no le granjeará simpatía puesto que, además, tampoco tiene reparo en mostrar su disgusto.

Así pues, Jane Austen nos mete de lleno en las intrigas amorosas y románticas típicas de la Inglaterra victoriana. Esta novela no tiene una trama precisamente compleja, sino que vamos descubriendo cómo se van relacionando los personajes entre ellos, ya sea mediante intereses económicos, sociales o amorosos. al ser un narrador omnipresente, conocemos a todos los personajes que aparecen (que no son pocos) y cómo viven, cuál es su estatus, cuáles son sus aspiraciones, deseos... Aun así, el argumento principal gira en torno a la familia Bennet, especialmente en torno a sus dos hijas mayores, Jane y Lizzy. Jane termina sintiendo un profundo interés por Bingley, aunque las cosas al principio no irán como su madre planea, mientras que Lizzy poco a poco irá descubriendo más acerca del señor Darcy, lo que logrará que cambie su opinión sobre él.

Lo que más me ha fascinado ha sido, por supuesto, el magnífico retrato que hace Austen de la sociedad del momento, sobre todo de la clase alta. Se plasma a la perfección la importancia del dinero y del estatus, algo perpetuado en los matrimonios que, si bien en algunos había amor, lo que primaba era que fuera ventajoso; las intrigas respecto a dichos matrimonios y qué familias se iban a unir, sobre todo por conveniencia; la importancia de las apariencias y de los modales socialmente aceptables... Los personajes están perfectamente caracterizados. Jane es una chica dulce, empática, muy amable y que prioriza a los demás por encima de ella misma. Es el modelo perfecto de joven hermosa, bien educada y de modales impecables. La relación que tiene con Lizzy me parece preciosa y he sufrido mucho por ella y por su romance con Bingley, otro trozo de pan, muy tímido a inseguro pero muy bueno. Lizzy es un personaje que sorprende por ser una mujer fuerte, que no se deja pisotear, que sabe lo que quiere y que no se calla ante nada. Se podría decir que, en parte, es la antítesis de lo que se esperaba de una mujer de aquella época. No tienen ningún reparo en contestar con mucho ingenio y picardia al señor Darcy cuando este hace algún comentario inoportuno o desagradable. O tampoco tiene reparos en replicar a personajes como Lady Catherine, una mujer que siempre consigue lo que quiere gracias a su fortuna y su posición. Por eso, junto a Jane, son mis mujeres favoritas. Me parece maravilloso el retrato que la autora hace de ellas y cómo utiliza a Lizzy para hacer críticas mordaces sobre la sociedad y las reglas impuestas, especialmente a las damas. Mi tercer favorito es, por supuesto, Darcy. Es un caballero que sigue la línea de Lizzy pues no tiene tampoco inconveniente en mostrar su aburrimiento en los bailes que no disfruta, en soltar comentarios directos y no acordes con la etiqueta que se requiere o en decir sin complejos que la madre de las Bennet es desagradable por su forma de ser. Tampoco tiene pelos en la lengua y esa forma de ser le ha granjeado más enemigos que amigos. Sin embargo, no todo es lo que parece, como averiguará Lizzy, y el señor Darcy es mucho más de lo que aparenta.



En cuanto al resto de personajes, encontramos a la señora Bennet, una mujer más bien necia (como la define incluso su marido) cuyo único afán es casar a sus hijas con un buen partido, que tenga dinero y buena posición; el señor Bennet, por su parte, es un hombre también de carácter, bastante sincero y directo que nos recuerda mucho a Lizzy, por esto ella es su hija favorita. Ha habido escenas en las que me he reído mucho con él debido a sus comentarios más bien inapropiados. de las hijas Bennet, las más insoportables son Lydia y Kitty, pues son adolescentes insolentes, caprichosas, consentidas y que hacen lo que quieren sin importar las consecuencias. de ellas dos no he soportado sobre todo a Lydia, por cierto episodio que no voy a desvelar si aún no os habéis leído el libro. Hay muchísimos más personajes, todos ellos perfectamente caracterizados, pero si tuviera que comentarlos uno por uno no acabaríamos nunca.

Como ya he dicho, lo más destacable es la ambientación y el retrato de la sociedad que hace Jane Austen. Esta autora crea una perfecta ventana al pasado mediante la cuál podemos conocer cómo funcionaba el mundo victoriano y cuál era su manera de pensar y perspectiva. No solo eso, sino que crea un personaje femenino, Lizzy, que va en contra de lo establecido y con una personalidad fuerte, que se cuestiona los cánones y patrones del momento y que no tiene ningún reparo en expresar en voz alta su opinión. Esto, a mi modo de ver, es bastante transgresor, especialmente teniendo el cuenta el contexto en que fue escrito. Por esto, Orgullo y prejucio es una obra que no decae en el tiempo, que sigue siendo moderna a su manera.

No solo es un clásico de la literatura, sino que es una obra magnífica en todos sus aspectos. Es atemporal y se puede disfrutar muchísimo de ella incluso leyéndola hoy en día.

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