Pero no puedes huir de ti misma. No puedes decidir no verte más.
|
Pero no puedes huir de ti misma. No puedes decidir no verte más.
|
Necesitaba un cambio, como se suele decir, así que cambié de aspecto. La única cosa sobre la que todavía tenía control.
|
Pero a medida que fue pasando el tiempo, te fuiste sintiendo mejor. Porque cuanto más tiempo pasase, más probable parecía que tu secreto hubiese muerto conmigo. Nadie lo sabía. Nadie lo averiguaría nunca.
|
Quería que me conociesen. Que se olvidasen de las cosas que pensaban que sabían de mí. Y que me conociesen de verdad. Quería que fuesen más allá de los rumores. Que mirasen más allá de las relaciones que había tenido una vez, o que quizá todavía tenía aunque no las aprobasen. Y si yo quería que la gente me tratase a mí así, entonces yo también tendría que hacer lo mismo con ellos, ¿verdad?
|
Era como estar conduciendo por una calle llena de baches y perder el control del volante, con lo que sales disparada —solo un poco— de la carretera. Las ruedas escupen algo de tierra, pero consigues volver a enderezarlo. Pero no importa lo fuerte que agarres el volante, no importa lo mucho que te esfuerces en conducir en línea recta, hay algo que continúa tirándote hacia un lado. Ya apenas tienes control. Y en algún momento, la lucha se vuelve demasiado dura —demasiado agotadora— y valoras la posibilidad de soltarlo. Y permites que una tragedia… o lo que sea… ocurra.
|
Y ustedes —todos los demás—, ¿se han dado cuenta de las cicatrices que han dejado a su paso? No. Seguramente no. Porque la mayoría de ellas no se pueden ver a simple vista. [...] Supongo que de eso se trata todo. Nadie sabe con seguridad el impacto que tiene sobre la vida de los demás. A menudo no tenemos ni idea.
|
Quiero darle al botón de «Stop» del walkman y rebobinar toda la conversación. Para rebobinar en el pasado y advertirlas. O evitar que tan siquiera se conozcan. Pero no puedo. No puedo reescribir el pasado. |
Un consejo. Si tocas a una chica, aunque sea de broma, y ella te aparta, déjala… en… paz. No la toques, ¡en ningún sitio! Simplemente, para. Tocándola no conseguirás nada más que darle asco. |
No se puede detener el presente, ni tampoco rebobinar el pasado.
|
Le abres el corazón a alguien y acaban riendose de ti.
|
Manolito ...