Drambuy en Penumbra

El valor del grupo

Un día Ayelen se despierta por la llamada de su amigo Artus. Quiere saber cómo se encuentra porque sabe que lleva un tiempo que no duerme bien, su mejor amiga Luna se va a ir de la ciudad en la que viven, Drambuy, y ella está afectada. Todo el grupo se conoce desde que eran pequeños ya que todos confluyeron en el mismo orfanato. Sin embargo, Ayelen no cuenta toda la verdad, además de la pérdida de Luna, tiene problemas para dormir porque se siente observada y siente que algo no va bien. Además, otro de sus amigos, Henry, lleva un tiempo saliendo con otra gente un tanto extraña. Un día estos extraños acuden a la cafetería donde trabajan Artus y Ayelen para conocer a la muchacha, en el encuentro ella se desmaya y su vida cambiará para siempre.
Así comienza nuestra historia que girará en torno a dos mundos, por una parte su grupo del orfanato, amigos de toda la vida y en los cuales Ayelen se ha apoyado indudablemente, confiriéndoles el grado de familia; y el nuevo mundo que se abre ante ella con la aparición de su padre, Terry, y que explicaría muchas de las cosas que no cuadraban en su vida.

En este sentido, me ha gustado mucho la historia porque los personajes humanos conforman un grupo, cuyos miembros siempre están presentes. Aunque su participación en las líneas de diálogo sea escasa, o las gobiernen Artus y Henry (normal por cómo se desarrolla la trama), la autora consigue que todos sean imprescindibles para entender la idiosincrasia del grupo.

Gracias a esto se consigue que la vida más puramente humana del personaje de Ayelen no se pierda. En otras novelas, como Crepúsculo, cuando la muchacha humana conoce al vampiro y se adentra en su mundo, pierde la conexión con su realidad humana y la deja de lado. En esta novela no es así, porque Ayelén tiene muy claro que ellos forman parte de su vida, de hecho una de las peleas más grandes que tendrá con vampiros será por proteger a su familia del orfanato. El único problema que encuentro a esta perspectiva es que tanto es así que se deja de lado a personajes vampíricos que podrían ser muy interesantes, como Terry el padre biológico de Ayelen. Este parecía muy importante al principio, pero casi desaparece desde la mitad hacia el final. Tenía mucho carisma para abandonarlo y dejar toda la carga vampírica al otro gran vampiro de la trilogía, Sam.

Así, los personajes humanos de la novela, incluida Ayelen son muy interesantes y sólidos. Ayudan a hacer avanzar la trama y a que descubramos qué se esconde detrás de los nuevos amigos de Henry y qué tienen que ver estos con la muchacha de Drambuy.

Vampiros de Nueva Orleans

Como decíamos al principio de la reseña, escribir una novela de vampiros hoy en día es muy complicado. No es que todo esté inventado, pero sí es verdad que los intentos de innovación de los últimos años no han sido del todo satisfactorios para el género. En el caso de nuestra novela, la autora ha mostrado valentía al no querer innovar en el tópico de vampiro (más que quizá que no son vulnerables a la luz del sol, aunque no sería la primera novela donde vemos esta capacidad). al final, lo que encontramos son dos grupos de vampiros disputándose los derechos por una humana. Como siempre, encontramos que además hay motivos de tiempo atrás para este enfrentamiento y, como es normal en los últimos años, un romance entre la humana y un vampiro. En este sentido la novela es correcta, pero en mi caso que he leído mucho del género, no me ha llamado la atención especialmente por este aspecto.

La novela me ha llamado la atención por su visión sobre el vampiro del sur de América, aquel que identificamos con la parte de Nueva Orleans, gracias a Entrevista con el vampiro de Anne Rice. Creo que la autora ha creado unas personalidades que encajan especialmente bien con esa rama de los vampiros literarios, ya que consigue imprimirles esa sofisticación y sensualidad que se había perdido en los últimos tiempos. Además, las vampiresas que aparecen son muy diferentes entre sí, consiguiendo exponer en la novela los diferentes tipos de vampiresas que encontramos en la literatura (la agresiva y posesiva, la fría y calculadora, por ejemplo). Quizá, me hubiera gustado, precisamente con respecto a este tipo de vampiros, que hubiera desarrollado un poco más el conflicto entre el instinto, el deseo y el amor. Sin embargo, no debemos olvidar que es la primera parte de una trilogía, así que no descarto que en un futuro podamos ver este conflicto.

La penumbra de Drambuy

Después de todo, ¿recomiendo la novela? Pues sí la recomiendo si lo que queremos es disfrutar de una buena novela de vampiros al uso, sin innovaciones extravagantes, esta es tu novela. Los peros que he puesto a la novela es que se pueden potenciar algunos personajes o algunos aspectos más (y, bueno, mirar el uso del latín de la novela, que al menos las traducciones que se ofrecen no son muy rigurosas). Sin embargo, como hemos dicho, la novela tiene aspectos propios muy interesantes, como por ejemplo, el empleo del grupo como nexo entre todos los acontecimientos de la novela. La puntuación final es porque es el primer libro de una trilogía, por lo que no es autoconclusivo, así que veremos todo el potencial de la obra cuando concluya. Esperando la próxima parte.

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