Sexo y Saxofón

Ya lo ves cómo me preocupo por ti. En cambio a ti no te importa un comino de mi vida, y hasta es posible que me hayas olvidado. Sí. Es lo más posible. Y quizás todo ha sido pura imaginación mía. Tal vez aquella mirada que se me claví en el alma fue simple casualidad.

Hoy no sé si te amo de verdad, o si te amo porque estás lejos. No sé qué es cierto. Las dos cosas deben serlo, pero esta imposibilidad de tenerte exalta mi amor por ti: eres la promesa. Esto no te gusta, ser una promesa es muy poco para una mujer. Siempre me quieres tener a tu lado, girando en torno a ti como una hélice. Pero girando no es la palabra. Me quieres tener dentro de ti, encima de ti. Ese es tu deseo de mujer, pero yo soy poeta. No puedes reprochármelo. La felicidad me aburre. Necesito ciertos sueños crueles para crear.

¿Por qué mi vida era esta ausencia de todo lo que amaba? No me sentía ni culpable ni inocente de lo que pasaba en el mundo, pero todo el dolor del mundo recaía sobre mi conciencia con el peso del remordimiento. Me habían robado el pasado, y el porvenir era la muerte. ¿Qué era entonces mi vida? Era esto: un hueco lleno de terror.

Creo que te olvido por un momento porque me siento feliz, o absolutamente desdichado, no lo sé, y quisiera quedarme aquí toda la vida, clavado en esta butaca, sin pensar en ti, o en nada, casi como un muerto, oyendo esa melodía que me roe el alma [...]

Esta imagen fugitiva que ha ido contigo, y ya no estás. ¿En qué sitio del mundo cae ahora tu mirada, o hacia qué cielo se levanta? Ese cielo sin nada mío, sin una estrella, debe ser un cielo vacío.

Por Dios, no vas a decirme: "deseo que seas feliz". Se ve que no me conoces, ni sabes qué es la felicidad. Pongámonos de acuerdo en una cosa: la felicidad no existe. Es una palabra gastada por el uso de la gente sin imaginación. No hables para no decir nada.

No digo que este mundo es puro y que la felicidad es nuestro destino. Para mí no existe la Felicidad.
Solo hay instantes de plenitud, afinidades entre el objeto y el deseo.
Pero estos estados de plenitud son estados de duración, y no sentimientos eternos.

Un destino siniestro parece guiar a la Humanidad a su total destrucción.
Una quisiera oponerse con su grito y con sus puños para detener esta ráfaga de locura que azota el mundo.

Y yo regresaba a ti, ensombrecido y tierno, enteramente como tu amor y tu necesidad, y yo te esperaba eternamente como mi salvación.

Te quiero así, en esta soledad de los dos, unidos por el deseo y el miedo, presos en esta dulce sensación de eternidad, en la que sueñas y olvidas, y apenas te queda memoria para lo que no debe morir.
Y prefiero tu olvido absoluto porque el recuerdo quiere decir que permites al tiempo abrir tumbas en nuestro amor.