Dark investment: mojabragas: 34

Tercera entrega de esta saga que deja de manifiesto, más aún, que estamos ante un portento del cómic: Javier Ara.

Voy a empezar por la portada. En un principio sentía que no representaba lo que me encontraba en el interior. Tras terminar la lectura, aunque te hace esperar otra cosa, la representación tiene todo el sentido para el personaje. Y es el juego al que el Sr. Ara nos tiene acostumbrados: giros inesperados y romperte tus esquemas.

En cuanto al dibujo, no tengo nada más que aportar respecto a sus predecesores. Me flipa. Y esto ya será siempre así, porque espero que Javier continúe sin prisas para mantener el nivel que nos regala.

Respecto al guion, si ya el anterior volumen me voló la cabeza, en Mojabragas me he encontrado uno al estilo Nolan. Y es que el autor sabe jugar muy bien con las expectativas, con las pausas, con la tensión y con esas pequeñas miguitas que se unen en un final inesperado y sorprendente.

Se trata de un cómic que hay que leer con calma, no solo por apreciar el arte plasmado en las páginas, sino para asimilar mejor la trama, la cual tiene momentos o frases complejas, y que una segunda lectura podría abrirte una nueva experiencia.

Esperaba un volumen quizás con más acción trepidante, pero me he encontrado con más tensión psicológica; un thriller oscuro, acompañado del característico humor ácido y escenas duras, donde el personaje de Víctor sufre una considerable evolución.

No hice referencia al tema de la nacionalidad en anteriores reseñas, pero creo que hay que levantar la voz para aclamar que tenemos producto nacional en este sector de altísima calidad, que pueden hacer sombra a cualquier producción extranjera. Cada vez leo más nacionales con un gran nivel y os recomiendo fervientemente darles una oportunidad. Y en el caso que nos ocupa esta reseña, más aún.