Imagino Campo del Banco como un lugar árido y sin piedad. Da igual que las dificultades vengan por la sequía o por una plaga de langostas, lo cierto es que la atmósfera es condicionante. Nadie escapa del entorno y tampoco hay cabida a cambiar el destino. La muerte siempre está cerca. Es algo que habitualmente olvidamos, quizá como autoprotección, pero aquí es imposible. Eso sí, es una muerte sin dramas, que a veces llega de manera inesperada y otras se espera tranquilamente sentado en el porche mientras la vida avanza lentamente. Es así y se acepta. Este conjunto de relatos publicados el año pasado por Malas Tierras nos acerca a un autor para mí desconocido hasta el momento y que fue capaz de escribir un cuento que entusiasmara al propio Borges. Necesitáis algo más? Si la respuesta es no, corred y compradlo. Si la respuesta es sí, sois unos insensatos 😎. |