El buen sexo mañana: Mujer y deseo en la era del consentimiento

¿Cuándo nos vendieron la idea de que sabemos lo que queremos, ya sea en el sexo o en cualquier otra cuestión? [...] no deberíamos tener que conocernos a nosotros mismos para estar a salvo de la violencia.

Son el resultado de un mundo que exige lo imposible de la mujer, pidiéndole que muestre placer y deseo al tiempo que le dice que su placer y su seguridad ni se priorizan ni se valoran

Se le enseña que,(…) si dice “no” después de que parezca que ha mostrado interés, ella será la única culpable de las repercusiones

El sexo insatisfactorio surge de unas normas de género en las que la mujer no puede buscar el sexo de forma igualitaria y en las que el hombre tiene derecho a la gratificación a toda costa.

Y como todos los demás, tienen esperanzas, deseos, miedos, fantasías, vergüenzas, todo lo cual corre el riesgo de ser humillado. Ser hombre es estar tremendamente expuesto. No digo esto para burlarme o humillar a los hombres; al contrario, lo digo para darles la bienvenida a la vulnerabilidad.

Y el sexo puede ser este reino por excelencia: el reino donde lo poco confiable y lo individual son absolutamente cruciales. El sexo es uno de los fenómenos humanos más difíciles de estudiar, porque el sexo es algo que sucede entre personas, en un contexto y en condiciones que no son reproducibles. La sexualidad envuelve en sí misma una cantidad interminable de material extraño. Es imaginativo, conceptual, fantástico y pleno de cultura.

Parte de las alegrías del sexo podría estar precisamente en descubrir formas nuevas y diferentes de ser tocado: en ser vulnerable a lo desconocido. [...] Necesitamos ser vulnerables, tomar riesgos, estar abiertos a lo desconocido, si queremos experimentar alegría y transformación. Ese es el vínculo: el placer implica riesgo, y eso nunca se puede excluir o evitar. No es endureciéndonos contra la vulnerabilidad que nosotros, cualquiera de nosotros, encontraremos la realización sexual. Es reconocer y abrirnos a nuestra vulnerabilidad universal.

estas exhortaciones de positividad mantienen ansiosamente a raya la vulnerabilidad; hacen que la inseguridad o la falta de confianza sean feas, abyectas y vergonzosas