Y no hay más infierno que el forjamos nosotros mismos, del mismo modo que sólo existe el cielo que nos creamos entre nosotros.
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Y no hay más infierno que el forjamos nosotros mismos, del mismo modo que sólo existe el cielo que nos creamos entre nosotros.
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El amor, independientemente de su forma y sus manifestaciones, merece siempre la pena, por muy alto que sea el precio.
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La vida es siempre así: veinte minutos de aflicción por dos segundos de alegría
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Ser inteligente significa no dejar que la gente sospeche lo listo que es uno
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Gregorio Samsa es un ...