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Si buscamos el significado de la palabra imprudente encontramos muchas definiciones, pero me quedo con una interpretación, “palabra que describe a alguien que actúa sin pensar”. Pues mira por dónde, he aprendido a ser imprudente, hay momentos en que es necesario, incluso vital. ¿Quiere eso decir que todo me da igual? En absoluto, simplemente actúo sin pensar en el que dirán o pensarán de mí o de mis actos. al menos lo intento. Y aquí viene mi pregunta ¿Podemos amar sin creer, ser imprudentes? ¿Dejarnos llevar? ¿El corazón que alberga ese amor, lo es? Carmen Amoraga ha regresado a las letras con una historia en la que se exploran las diferentes formas de afrontar el amor, en la que “el amor es ver, recordar y mejorar”… pero las emociones involucradas en la experiencia del amor son siempre las mismas. Con una narrativa sencilla, algo de romanticismo y un profundo sentido del humor, va entreteniéndose la historia de dos parejas, inmersas en vidas creadas y establecidas con amores asentados pero sin chispas. Extrañas soledades compartidas. Historias que nos apuntan a buscar él por qué de abrir una ventana cerrada. Esa ventana va a ir abriéndose dejando pasar lo que han olvidado que tienen, van a ir dejando pasar sensaciones olvidadas e ilusiones perdidas. Hace años leí “El arte de amar" de Erich Fromm y venía a decir que nunca es tarde para amar. Esos amores maduros implican entender el amor de otra manera, más profunda, apreciando lo auténtico, porque Quizás estamos mirando con los ojos del corazón y no con los ojos de lo establecido o rutinario. Los 50-60 son una nueva juventud, la última pero la más auténtica. Viene cargada de ilusión, fuerza, ganas, sabiduría en la que la vida que vives se une a la vida que quieres. Una obra que habla de errores, de sentimiento, de culpabilidad, de desgaste, de miedo, de mucho miedo, pero «La vida da muchas oportunidades y cada mañana es una hoja en blanco» dice Carmen y cuando eres consciente de ello, dejas de pasar hojas en blanco y te sientas a escribir lo que quieres de la vida. Jesús Terres en su última carta decía «La vida, tantas veces se disfraza de trámite, hay que luchar infatigablemente contra eso, porque vivir así es perder la partida», y yo quiero seguir jugando. Me declaro fan de los corazones imprudentes. Quizás porque yo soy uno de ellos. Me hubiera gustado saber más de estos personajes tan cercanos e ¿imprudentes?, ahondar más en sus porqués. |
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