Voces de Chernóbil

Con esta obra tenemos la oportunidad de acceder a los testimonios en primera persona que la autora recopiló a lo largo cientos de entrevistas con supervivientes de la explosión. Personas cuya vida dejó de ser la que conocían la madrugada de un 26 de abril a causa de un accidente inesperado y totalmente ajeno a ellos.

Hay muchas cosas conmovedoras en el libro, sobre todo las relacionadas con los niños y las personas más jóvenes, cuyos planes y esperanzas quedaron para siempre truncadas o condicionadas. Pero también encoge el corazón pensar en todas las personas que se vieron obligadas a abandonar sus casas, sus tierras y sus medios de vida, o los que fueron obligados a ir a trabajar a la zona sin que los mecanismos del estado les diera alternativa.

Muy interesante me ha resultado el despertar de la sociedad bielorrusa ante los engranajes de gobierno, cómo se sintieron engañados por un sistema en el que confiaban ciegamente porque no se planteaban que hubiera la posibilidad de no hacerlo.

Es precisamente la humanidad que se muestra en todos los testimonios lo que da valor al libro. Porque para hablar de los aspectos técnicos o buscar culpables de lo sucedido no acudimos a la literatura.