Todos sabemos que hay reuniones navideñas que dan para una novela y Una madre es un claro ejemplo. Alejandro palomas solo ha necesitado seis personajes y una mesa puesta para desnudar la vida, porque esta historia habla de algo tan simple y a la par tan extraordinario como eso: la vida. Y en ella, reencuentros preestablecidos a los que se asiste con más o menos etiqueta pero siempre con una mochila que, a veces, es muy pesada y no nos atrevemos a abrir en familia aun cuando debería ser nuestro bote salvavidas. Alejandro, con la sensibilidad que le caracteriza, descarga esos macutos para el lector que así irá comprendiendo poco a poco a cada uno de los comensales de Amalia. Amalia. Una madre (y ya lo digo todo). Perfecta en su imperfección. Ladrona de sonrisas y rompecorazones (romanticismos aparte). Una novela de personajes tan bien trabajados que no sabrás con quién quedarte. Una historia cotidiana que viene a ratificar la belleza y complejidad de las pequeñas cosas. |