Una madre

Si yo fuese un libro sería este.

No podía explicar el por qué en forma clara, no encontraría las palabras precisas para hacerme entender, pero tal vez pueda ofrecer un luz, tal vez no muy clara, de la razón.

A medida que leía, las palabras y frases se transformaban en experiencias y en vivencias, es como si lo que estaba contando fuese una anécdota, un fragmento de mi pasado donde yo era actriz y espectadora al mismo tiempo, muy similar a la forma que soñamos, donde nos vemos a nosotros mismos haciendo y siendo.

Una madre que podía sentir era la mía, una madre, a través de la cual, mi preciosa y amada madre se reflejaba, yo era una hija más, en esa casa, sentada en esa mesa, contemplando en su mirada el dolor y la tristeza, las luchas y el sufrimiento, la alegría y el gozo, al principio no me di cuenta, pero después entendí que estaba contemplando también los ojos de mi madre.

De forma extraña, podía meterme en la piel de cada uno de sus hijos, yo era todos ellos y ninguno, podía sentirlos en mi alma y en mi ser, podía entenderlos y por eso mismo, me abrazaba y me consolaba a mi misma con todas la fuerzas que tengo porque así sentía que los estaba abrazando y confortando.

Con este libro me encontré conmigo, con quién soy, con todas mis heridas y cicatrices y al final, me acepté, me amé y me perdoné.