Esto no se dice

"Esto no se dice" (2022) obra de Alejandro Palomas (Barcelona, 1967), licenciado en Filología Inglesa y Máster en Poética por el New College de San Francisco. Ha ejercido como periodista y traductor, aunque en los últimos años destaca como autor de numerosas y reconocidas novelas. Su obra ha sido llevada al cine y al teatro y se ha traducido a más de veinte lenguas.

La breve descripción del autor/a con la que suelo comenzar mis reseñas habla muy poco de la obra de Alejandro Palomas, y quizá no hace justicia al inmenso trabajo que ha realizado en este libro. La sinopsis de su editorial nos cuenta que se trata del relato de un niño marcado por el abuso sexual y el acoso escolar, cuya compleja situación familiar le obligó a aprender a sobrevivir. Lo que no nos cuenta es que este no es un relato, ni siquiera es la vida novelada de un escritor talentoso: es sin lugar a dudas, la confesión de quien nunca pudo ser niño.

Ahondar en nuestra propia historia resulta un acto de tenacidad y valentía (más aún si ésta dista de ser una época gloriosa y digna de recordar), que únicamente está al alcance de aquellos/as que albergan una generosidad poco vista en la literatura actual, en la que parece que todo relato ha de posicionarse en el bando de lo edulcorado o por el contrario, en el bando del texto amargo. No sé exactamente con qué calificativos puedo describir esta lectura sin caer en poner al autor por las nubes o sin decir que es uno de esos pocos libros que jamás se olvidan, simplemente porque es mucho más que un libro. Sin pretenderlo, Palomas da voz no sólo a su propia historia sino también a la historia de decenas de miles de niños y niñas que fueron silenciados, cuyas vidas se rompieron antes de empezar y a día de hoy conservan las heridas abiertas.

Si alguien me pregunta qué libro consideraría imprescindible para cualquier lector/a amante de cualquier género literario, este libro sería mi respuesta. Después de leerlo todo acto de desprendimiento de un autor/a me parece limitante y escaso. Me quedo con ese desasosiego de no saber si algún día volveré a encontrarme en un texto de la misma manera en la que me he encontrado en este. Hay libros cuyas páginas están cubiertas de espejos para aquellos/as que rehuimos permanentemente de nuestro reflejo, pero que conservamos allá a donde vamos los restos de un naufragio nunca olvidado.

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